RÍO DE JANEIRO.- Humildad, sacrificio, trabajo, sencillez, dar antes que exigir, brindarse por el otro. En una respuesta Alejandro Sabella expuso un ideario que trasciende el fútbol. Lo aplicó en la Selección, pero son conceptos tan abarcadores como la vida. El DT se preocupó por dejar claro que esa es la savia que nutre a su equipo.

Fue durante su penúltimo contacto con la prensa, el próximo se producirá esta tarde y con el resultado puesto. Sabella también aprovechó una pregunta para hablar de educación, respeto, su paso por la Facultad de Abogacía y la importancia de aprender un poco más cada día. Para un hombre que vivirá esta tarde la experiencia más importante de su carrera fue una declaración de principios.

Lo que no hizo Sabella es confirmar o desmentir la información que lanzó su representante, Eugenio López. “Mi futuro es el próximo entrenamiento, el próximo partido”, subrayó. Y muy brevemente, casi al pasar, dio a entender que las palabras de López no fueron más allá de una opinión. Si continuará al mando no va más allá de las conjeturas. Cualquier otro comentario al respecto hubiera cambiado el eje de la entrevista colectiva; se habría perdido el foco de la definición contra los alemanes. Fiel a su obsesión por mantener el perfil bajo, el DT intentó despegarse del rol protagónico que le cabe.

Hablando de prácticas, la actividad programada por la tarde en el estadio Sao Januario apuntó a evaluar a Ángel Di María. “Diagramamos un trabajo especial para él. De acuerdo a cómo responda tendré elementos para considerar si juega o no”, sostuvo el DT. Si de números se trata, las chances de Di María no superan el 20%. Si no se tratara de la final de la Copa del Mundo ya estaría descartado. El rosarino quiere estar y al cuerpo técnico le encantaría contar con él, pero no a costa de alinear un futbolista condicionado en el partido más trascendente de los últimos años. Ayer se exigió a fondo, pero no terminó bien. A Sabella no le gustaría perder un cambio a los 20’. Pronóstico: reservado.

El hecho de que en la cancha habrá jugadores que disputaron el partido de Sudáfrica, aquel 0-4 tan doloroso, no pasa inadvertido. Al contrario; es un antecedente que Sabella utilizó para trazar paralelismos. Aceptó que su equipo es más conservador que aquel de Diego Maradona. “Los dos buscamos el triunfo, pero de manera diferente. En 2010 recibieron un gol en los primeros minutos y ese es un golpe muy fuerte. Esperemos que esta vez también haya un gol tempranero, pero a favor nuestro”.

Se lo notó más relajado al DT. Siempre con la gorra blanca de la AFA encasquetada, los brazos apoyados sobre el mesón, los auriculares ceñidos y hasta con la impresión de que se esconde tras el micrófono. Pero tranquilo y más locuaz que de costumbre. Hasta con un toque de humor. “¿Se imaginaba hace 35 años, cuando jugaba con pelo largo en Sheffield y en Leeds que algún día llegaría a esta posición?”, preguntó un periodista británico. “No pensé que iba a estar sin pelo… a pesar de la edad”, retrucó con una sonrisa.

¿Cómo debe ser un equipo que pretende ganar el Mundial? “Sólido en lo físico, fuerte en lo mental y bien estructurado, sobre todo en la mitad de la cancha”. ¿Qué tan importante fue haber contado con un día menos de descanso, además del alargue contra Holanda? “Había que cuidar energías y lo hicimos lo mejor posible. Pero es un factor que juega a favor de Alemania”. ¿Con qué elementos del fútbol uruguayo le gustaría dotar a su Selección? “Carácter, rebeldía y espíritu de sacrificio”.

Poco afecto a hablar de las debilidades y fortalezas de los adversarios, Sabella sí lanzó elogios para Alemania. Más de una vez resaltó el hecho de que, junto a Brasil e Italia, son los seleccionados más ganadores de la historia. “Para ganarles hay que jugar el partido perfecto -resumió-. Tienen un sistema de juego bien trabajado, con pases entre líneas, diagonales de los delanteros, las subidas de Lahm… Son poderosísimos”.

A Sabella lo enorgullece el hecho de haber llegado a la final en Brasil, un país que quiere y admira. También haberlo hecho junto a Pablo Blanco, Julián Camino y Claudio Gugnali, sus compañeros del cuerpo técnico. Habló del legado que puede dejarle al deporte nacional la obtención de la Copa. Y se despidió con una promesa: “haremos lo posible para brindarle una alegría al pueblo futbolero. Ese es el piso y el techo a la vez. Entregar todo por el compañero, por la camiseta argentina… por el fútbol todo”. Los caminos para conseguirlo están sobre la mesa: humildad, sacrificio, trabajo, sencillez…