Los cariocas están de cama. La invasión argentina sigue extendiéndose por todo Río de Janeiro. Los habitantes de esta ciudad, que normalmente hacen ejercicios a la mañana temprano en Copacabana, se esforzaron el doble, ya que tuvieron que saltar las conservadoras y a los fanáticos que dormían en plena vereda.
“Aryentinos loucos”, “policía haga algo” y “esto no puede ser”, fueron algunas de las frases de los brasileños que se encontraron con este triste panorama a lo largo y de la tradicional avenida Atlántica. Y eso no es todo, las autoridades temen que esa costumbre de acampar en plena calle se extienda a Ipanema y a Le Blon, las otras playas tradicionales y coquetas de la ciudad.
El sambódromo –o Argentinódromo como lo bautizaron los medios de este país- ya fue cerrado porque no podía recibir a más fanáticos argentinos. “No podíamos entrar y tuvimos que salir a buscar. En las plazas no nos dejaron, tampoco cerca del estadio, por lo que decidimos hacerlo aquí. Es una lástima que esta ciudad no esté preparado para esto”, dijo Mario Fernández, pampeano de nacimiento que, junto a otros tres amigos, duermen en un Fiat Uno.
Las autoridades cariocas estiman que entre hoy y mañana llegará el grueso de argentinos. Calculan que serán unos 100.000 en total. Y como la mayoría no cuenta con entradas, creen que se instalarán en Copacabana para ver el encuentro en la pantalla del fan fest. En el duelo contra Holanda, por semifinales, los medios locales hablaron que más de 10.000 hinchas estuvieron allí, por lo que debieron cerrar las puertas.
Anoche, el popular barrio Lapa, donde se concentra la movida nocturna, se registraron incidentes aislados y algún que otro problema. Los seguidores de la Selección, que consumieron cantidades siderales de bebidas, cortaron el tránsito en varios lugares para cantar y provocaron a los brasileños y alemanes durante toda la noche. Hoy, según se anuncia, se movilizarán unos 1.000 policías para evitar nuevos inconvenientes.