En general, los representantes de los poderes Ejecutivo -provincial y municipal- y Legislativo -nacional- no tomaron como crítica la homilía que pronunció el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, durante el solemne Tedeum de ayer.

“No creo que haya sido critico con la política nacional; hizo una invocación desde el punto vista de lo que la Iglesia considera que hay que hacer para mejorar conductas”, señaló el ultrakirchnerista Carlos Kunkel. Entre otros, Zecca dijo que ni un médico, ni un docente cristianos pueden ejercer sus profesiones sin que deban reñir con sus valores religiosos. Además, afirmó que el derecho a la vida se encuentra amenazado. “En un momento les pidió a los gobernantes ser prudentes y a los ciudadanos ser honestos; yo invertiría esto: que los gobernantes y los que tenemos responsabilidades públicas seamos honestos y que los ciudadanos sean prudentes en cuanto a la formulación adecuada de sus legítimos reclamos”, añadió el diputado nacional.

El presidente de la Cámara Baja, Julián Domínguez, tampoco consideró que Zecca haya sido duro en su discurso. “Somos un pueblo mayoritariamente cristiano; siempre la opinión de nuestros pastores ilumina el tránsito a seguir. Nos convoca a los argentinos a afianzar las corrientes filosóficas que le dieron razón de ser a nuestra independencia y nos convoca a la cultura del encuentro”, dijo el precandidato a presidente. En su homilía, Monseñor también indicó que una sociedad basada en Dios debe evitar las divisiones; e instó a que se retomen los valores cristianos presentes en la Constitución. “Los pastores tienen derecho a predicar en función de sus convicciones; debemos tomar la homilía como un espacio de reflexión de nuestros pastores. La persona que no cambia envejece; el pueblo que no cambia no crece. El juicio crítico sobre uno mismo permite corregir y ser mejor persona”, agregó Domínguez.

El intendente de San Miguel de Tucumán, Domingo Amaya, citó, incluso, las palabras de Zecca, para enviar lo que pareció ser un velado mensaje político. “La unión trae la fuerza, pero esa unión tiene que ser con respeto, con diálogo; y qué mejor que (se dé) a través de instituciones fortalecidas”, señaló. Durante el solemne Tedeum, Amaya solamente mantuvo con el gobernador, José Alperovich, los cruces que “obliga” un oficio religioso.

El más esquivo a la hora de opinar sobre la homilía fue el mandatario. Mientras salía de la Catedral, en medio de un gentío de custodios y periodistas, apenas habló sobre el texto del arzobispo. “Muy bien; me parece muy bien: hay que construir en base al consenso”, señaló, con una sonrisa. Luego, se refirió a la posibilidad, también señalada por Zecca, de que el papa Francisco visite Tucumán en 2016, año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia: “si Dios quiere, el Papa estará acá, ¡mire lo que representará para nosotros!”.

Chocolate e infusiones.- Como en cada celebración de la Declaración de la Independencia, ayer la jornada empezó con el tradicional chocolate en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. Una docena de mesas dispuestas con alimentos dulces y salados se desplegaron por todo el espacio. Desde temprano fueron ingresando funcionarios de tercera línea; hacia las 8.30 ingresó la comitiva principal, liderada por el gobernador, José Alperovich, por su esposa, la senadora Beatriz Rojkés, y por el ministro de Salud de la Nación -vicegobernador en uso de licencia-, Juan Manzur. Tras estos entraron los ministros, entre otros.

Izamiento.- A las 9, los funcionarios empezaron a ocupar las escalinatas de la Casa de Gobierno, para el acto de izamiento de las banderas nacional y provincial. Junto al gobernador y a su esposa se ubicaron Manzur, los diputados nacionales Carlos Kunkel y Julián Domínguez (titular de la Cámara Baja), los ministros Silvia Rojkés (Educación), Beatriz Mirkin (Desarrollo Social), Pablo Yedlin (Salud), Jorge Jiménez (Economía), Edmundo Jiménez (Gobierno), Jorge Feijóo (Desarrollo Productivo), Jorge Gassenbauer (Seguridad) y Osvaldo Jaldo (Interior). Luego, diputados nacionales por Tucumán, funcionarios del Poder Ejecutivo y judiciales, e intendentes, entre otros.

Caminata a la Catedral.- Luego del izamiento de banderas, el matrimonio Alperovich-Rojkés recorrió de a pie los alrededor de 200 metros que separan la Casa de Gobierno de la Catedral, donde fueron a oír el solemne Tedeum. Se sentaron, como siempre, en dos sillas, ubicadas delante de la primera fila de bancos.