Alemania, otra vez Alemania. Su presencia en las semifinales de los mundiales es figurita repetida. Llegó a instancias decisivas en casi todos los mundiales. Su historial muestra que ganó la Copa del Mundo en tres ocasiones; perdió cuatro finales y completó el podio en otras tres competencias. En Brasil 2014 ya está en semifinales y es el único seleccionado que alcanzó esa instancia en las últimas cuatro ediciones: finalista en Japón-Corea 2006 (fue derrotado por Brasil); tercero en Alemania 2006 (le ganó a Portugal en el encuentro por la medalla de bronce) y también en Sudáfrica 2014 (fue verdugo de Uruguay). Esta campaña no es fruto de la casualidad. Se trata de un trabajo a largo plazo que arrancó de la mano del ex goleador Jürgen Klinsmann, quien tras perder de local la semifinal contra Italia en 2006, le cedió el mando a su asistente en este torneo, Joachim Löw. Esa continuidad del proceso muestra que los alemanes apuestan al trabajo a largo plazo para obtener resultados. El martes buscarán llegar a la final por octava vez en la historia de los mundiales. Pero no le será sencillo. En el camino se cruzará el anfitrión. Que también estuvo en siete definiciones. La diferencia es que los sudamericanos ganaron cinco veces la Copa del Mundo. No es casualidad que vuelvan a estar frente a frente. La historia y el presente los avala.