BUENOS AIRES.- La comitiva argentina que viajará mañana a Estados Unidos para reunirse con el mediador judicial Daniel Pollack estará integrada por los secretarios de Finanzas, Pablo López, de Legal y Administrativo del Ministerio de Economía, Federico Thea, y el subprocurador del Tesoro, Javier Pargament, confirmaron fuentes gubernamentales. Esta delegación de carácter más técnico que político será la encargada de tener, junto a los abogados del Estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton que defiende a la Argentina, el primer contacto en Nueva York con Pollack, en un encuentro del que no participarán representantes de los holdouts, según aclaró el ministro de Economía, Axel Kicillof.

La Argentina y los holdouts deben acordar una forma de atender la sentencia de Griesa que condenó al país a pagar U$S 1.330 millones antes del 30 de julio para evitar que el país caiga en default. La orden judicial define que “debe ser en un pago y efectivo”, pero los acreedores adelantaron que aceptarían que se realice con un esquema similar a los casos de Repsol y Club de París, un mix de efectivo y bonos a largo plazo. La Argentina está en “incumplimiento” con el pago de su deuda, dado que los bonistas con títulos reestructurados no pudieron cobrar sus acreencias ya que la sentencia de Griesa impide el flujo de fondos.

El default se concretaría en caso que el 30 de julio se mantenga la traba judicial y los acreedores regulares no puedan hacerse de los servicios de deuda que le corresponden. El acuerdo debe contemplar la necesidad de la Argentina de no incumplir la cláusula RUFO, que vence el 31 de diciembre y que le permitiría a los acreedores regulares reclamar el mismo pago que a los holdouts. Kicillof embistió ayer nuevamente contra el juez Thomas Griesa al insistir en que el fallo es “inaudito”. “Hoy es un problema de cobro, no de pago. Argentina depositó el pago en tiempo y forma y hoy lo bonistas con legislación europea o legislación argentina que no pueden acceder a su dinero están realizando acciones judiciales”, afirmó. En ese marco, Kicillof admitió que hay “desconcierto” en el Gobierno por la situación en que quedó el dinero girado a Nueva York para el pago a bonistas reestructurados que no recibieron los fondos tras la intervención de Griesa.

“Estamos desconcertados, los bancos le han preguntado al juez qué hacer, los bonistas han reclamado a las agencias que les den su dinero, y cuando observamos que alguien puede, al no recibir el dinero, endilgarle la responsabilidad a la Argentina, dijimos ‘señores, vayan y paguen’ esto no es responsabilidad de la Argentina”, señaló. Al hablar en conferencia de prensa, Kicillof señaló que la situación es “desconcertante, porque Argentina pagó, decíamos ‘dejennos pagar’, y ya hemos pagamos, y parece haber un conflicto entre el banco (de Nueva York, BONY), los bonistas de la reestructuración y los fondos buitres. Nosotros hicimos cumplir nuestra ley y nuestros contratos”. “Viendo que otros no están cumpliendo sus compromisos, de una manera preventiva hemos actuado, hemos pedido que aclaren los motivos, qué piensan hacer y que además instrumenten los pagos porque estarían incumpliendo contratos más con los bonistas que con nosotros”, sostuvo.

Cuestión de conductas

El semanario británico “The Economist” comparó ayer a la Argentina con el futbolista uruguayo Luis Suárez, quien mordió a un jugador del equipo contrario en el Mundial de Fútbol, y dijo que el país sufre de un “narcisismo adolescente” que lo lleva a “romper las reglas”. El artículo, titulado “Argentina es el Luis Suárez de las finanzas”, traza un paralelismo entre la conducta del jugador uruguayo y la del país en relación con las normas de la economía mundial. Precisamente, el artículo dice que la “viveza criolla ha sido un sello distintivo de la política económica argentina bajo la presidencia de Cristina Fernández y su difunto esposo y antecesor, Néstor Kirchner”. “La idea de que Argentina podía manejarse con sus propias reglas y no por las de la economía del resto del mundo fue simbolizada en la negación del impacto inflacionario de sus políticas expansivas por toquetear el Índice de Precios. Mientras tanto, los Kirchner culpaban al FMI para todos los problemas del país”, consignó el texto. “The Economist” agrega que un cierto “solipsismo” se aplica también al manejo que ha hecho el gobierno al respecto de los holdouts que han llevado al país al borde de la quiebra por segunda vez en una docena de años.(DyN)