Cuenta la historia que la casa fue concebida para alojar mucha gente. Que en un momento llegaron a vivir 15 personas. Que antes de ser el lugar donde los congresales juraron poner todo y más para cortar el cordón con la Madre Patria, ya era, indefectiblemente, un lugar de encuentro. Han pasado casi 200 años de la Declaración de la Independencia y más de 250 desde que el edificio de Congreso primera cuadra fue construido y todavía, cuando uno entra, percibe esa energía que sólo tienen las “casas del pueblo”, esos hogares que siempre han estado llenos de invitados. Y si uno se queda en silencio, tal vez pueda escuchar los diálogos que han quedado adheridos a las paredes.

Quien recibió a los invitados en la décima edición del Vino de Honor en la Casa Histórica fue nada menos que su eterna anfitriona, Francisca Bazán de Laguna. La actriz “Tuly” López, vestida de época, peinando canas, metida en el personaje y en 1816, hizo que los 1.000 concurrentes se sintieran los congresales que en ese julio glorioso cambiaron el rumbo de la historia. No había más remedio que seguirle la corriente y creerle a “Francisca” cuando decía que había pasado “tres días con sus noches cocinando todas estas exquisiteces”. Con ese recibimiento, los “diputados” ya ingresaban con una sonrisa hacia el interior de una noche de encuentros inesperados, de diálogos y rondas jamás calculados entre empresarios, políticos y (en menor medida) personalidades de la cultura.

En el segundo patio esperaban las empanadas ofrecidas con cálida galantería por un ejército de mozos y mozas vistiendo corbata de moño. La banda liderada por el músico Pablo Pacífico les encontró una vuelta jazzera a las canciones patrias que toda la Argentina canta en las escuelas y fue el acompañamiento para los primeros brindis de la noche. El vino y los braseros calentaron una velada fría.

Llegó el momento de mencionar a los invitados especiales al Vino de Honor más convocante de sus 10 ediciones. También el más especial hasta el momento: es el último encuentro antes del 2016, el Bicentenario (las últimas tres ediciones se hicieron año de por medio, según la organización). La ronda de discursos fue inaugurada por Pedro Omodeo, presidente de la Federación Económica de Tucumán. Le siguieron Bernardo Racedo Aragón, presidente del Ente Tucumán Turismo, quien acudió al evento nada menos que en representación del Gobierno de la Provincia. En tercer lugar tomó la palabra el intendente de la capital, Domingo Amaya y por último María de la Paz Terán, presidenta de la Sociedad de Beneficencia. A su modo y con sus propias palabras, todos los oradores se refirieron a la necesidad de aunar fuerzas, expectativas y compromisos para el Tucumán de 2016.

Antes de las comidas principales, el plato fuerte de la noche fue el mapping: una proyección en video de la historia (resumidísima en 10 minutos) de la gesta independentista que culminó con una emocionante lluvia de papel picado blanco y celeste. Entonces sí, llegó el momento de la paella negra, el revuelto gramajo, el locro, las humitas, las cazuelas de bondiola y los “apretados” de cordero y de chancho en pan árabe. Diez empresas locales, en su mayoría vinculadas a la gastronomía, aportaron cada una un plato distinto para lograr un catering que fue sin dudas uno de los protagonistas de la noche.

La noche cerró con emotividad: cada invitado recibió la reedición de un suplemento que publicó LA GACETA en 1966. Fue una obra que llevaron adelante en aquel entonces los historiadores Carlos Páez de la Torre (h) y Ventura Murga para conmemorar el Sesquicentenario de la Independencia 


¿Qué le regalarías a Tucumán para el bicentenario?

Juan Pablo Lichtmajer (rector de la Universidad San Pablo-T)
“Orgullo de ser tucumanos y de sabernos buena gente, porque la gente es lo mejor que tenemos. Nos regalaría valor, autoestima, porque eso nos permite creer y es el motor para construir cosas. Nos falta sentirnos más identificados con nuestras virtudes que con nuestros errores, que todos tenemos. También nos regalaría más independencia cultural, porque no hay dependencia más fuerte que la del saber”.

Domingo Amaya (intendente de San Miguel de Tucumán)
“Institucionalidad. Debemos trabajar unidos por ese Tucumán que todos queremos; despojarnos de nuestras mezquindades y pensar en plural. Y creo que la única forma de lograr esa unión -porque la unión hace la fuerza- es con institucionalidad. El primer paso hacia eso es el diálogo, escucharnos a pesar de que no compartamos los pensamientos”.

Günther Hofmann (gerente general de EDET)
“Energía, dar pleno abastecimiento a la provincia, porque la energía es progreso. Y también paz, no tanta convulsión social”.

Pedro Omodeo (titular de la FET)
“Calidad institucional. Los países que avanzan es porque en ellos prevalece -como promovía Alberdi- la defensa de las libertades individuales y de la propiedad privada, algo indispensable para que una nación crezca y tenga proyección hacia el futuro. ¿Cuán lejos estamos de eso? Todo depende de la mentalidad de la sociedad, sobre todo del sector privado. El espíritu del Bicentenario debería liberarnos de la anomia colectiva”.

Mauricio Guzman (Titular del ente de cultura)
“Paz, mucha paz, porque esa es la base para cualquier proyecto. Además, la paz genera alegría, expectativas, esperanzas y trabajo, entre otras cosas. Y, obviamente, quisiera que la paz vaya complementada con cultura”.

María de la Paz Terán (presidenta de la Sociedad de Beneficencia)
“Nos regalaría pasar de ser habitantes a ser ciudadanos, es decir, que nos respetemos los unos a los otros, que respetemos nuestras calles, plazas, monumentos e iglesias. Que sepamos que, así como tenemos derechos, también tenemos deberes. La población es culta y dando el ejemplo vamos a lograrlo. Sólo resta dar el primer paso”.

Jorge Malmierca (Presidente de la Fundación del Tucumán)
“Un gran acuerdo político para que en los próximos años la Argentina tenga dirigentes que caminen en el mismo sentido y hagan el trabajo que necesitamos hace tanto tiempo. Y también regalaría equidad, que está destruida. Cuando hay gente en la línea de la pobreza y de la indigencia, la única herramienta salvadora es la educación”.

Lorenna Cuba (subsecretaria de representación y coordinación)
“Un himno provincial que refleje lo autóctono, lo cultural, lo que tiene que ver con las cosas tucumanas, como la caña y el citrus. Eso generaría orgullo de pertenecer a la provincia”.

Sergio Bergman (Diputado Nacional del PRO)
“Amor a la patria. Lugares como la Casa Histórica deberían hacernos reflexionar sobre la gesta amorosa de los padres de la Patria, que tenían menos recursos materiales y menos garantía de éxito, pero más altruismo y valores, y nos dieron todo. Cada vez que vengo aquí me pregunto de qué nos tenemos que independizar ahora, y creo que debemos liberarnos del sabotaje y la opresión”.

Bernardo Racedo Aragón(titular del ente de turismo)
“Una Ciudad Jardín proyectada como lugar único para vivir y consolidada en una provincia turística, que es Tucumán”.