A uno el traje de favorito no le pesó; de hecho, se aferró a él justo a tiempo. El otro llegó con la etiqueta de inferior y por momentos hizo valer su verde de rebelde. Por eso Francia y Nigeria hicieron el partido que cada uno llegó a jugar, y por lo mismo el 2-0 de “les bleus” no fue sorpresa.

Tarde pero seguro los del “gallo” inclinaron la balanza. Sacaron chapa a tiempo, después de una primera etapa en la que no consiguieron el peso de ataque necesario para desnivelar realidades. Karim Benzema no fue el obstinado y filoso de la primera ronda, sino que más bien parecía de paso por el área nigeriana. Esa falta de onda fue la chispa de “las águilas” para encender el fuego propio.

Con más ilusión que fútbol, se mandaron arriba aprovechando la ocasión de ser el llamativo pero real dueño de la pelota. Y sólo por un botín fuera de lugar no valió el buen gol que había intentado Musa. Sin recompensas en la red, Nigeria puso los pies sobre la tierra de nuevo y se olvidó de volar. De soñar. Entonces Francia recordó sus credenciales. Robó la bocha y propuso; tanto intentó que volvió figura a Vincent Enyeama. El arquero tuvo que estirarse seguido para sostener tablas solito. Sin embargo, a casi 10 del final, pifió feo: salió casi sin convicción a cortar un centro y cacheteó así nomás la pelota. Paul Pogba, con la seguridad que no tuvo Enyeama, supo ordenarle de cabeza marchar derecho al arco.

Con un rapidito como Antoine Griezmann, Francia recargó pilas arriba. Se recargó Benzema también, que tuvo un par de intentos que el buen Enyeama, dolido por su responsabilidad en el gol, pudo despejarle después al artillero.

El partido se moría y el 1-0 no le sentaba mal a Francia. Sin embargo, consiguió el segundo con un córner que jugaron corto y lento Mathieu Valbuena y Benzema y que no fue a buscar nadie, pero que igual encontró a Joseph Yobo antes que a Griezman para terminar adentro, asegurándole a Francia despegar a cuartos tras un vuelo algo demorado.