"Un gramo de neuronas vale más que un kilo de músculos", afirma Alejandro Sabella. Se refiere a la fortaleza mental y a la inteligencia que se requiere en los partidos decisivos de la Copa del Mundo. Esos en los que la solidez mental y el estado físico juegan un papel tan importante como la técnica y la táctica. En ese aspecto trabaja el cuerpo técnico en las horas previas al duelo con los suizos.
Fiel a su estilo, el DT no adelantó la formación que presentará mañana ni analizó en profundidad al adversario. "Es un equipo bien trabajado y con un gran entrenador (el alemán Ottmar Hitzfeld)", se limitó a responder cuando le preguntaron, una y otra vez, sobre cómo imagina el choque con los suizos. Sí explicó que la inclusión de Lavezzi le brinda la posibilidad de emplear dos sistemas sin cambiar de jugadores: puede ser 4-3-3 o un 4-4-2 con Lavezzi volanteando por la derecha. Se lograría así el ansiado equilibrio, piedra angular del credo futbolístico del DT.
Un cronista brasileño le preguntó si Lavezzi es, en cierta forma, el payaso del plantel. “Tener a un jugador como él en el grupo es importante. Con nosotros fue suplente muchas veces y nunca hizo una mala cara”, precisó. ¿Le molestó la broma que le gastó en pleno partido con Nigeria? “Para nada, al contrario –subrayó Sabella-. Fue una muestra de cariño, más que nada, y demostró la buena convivencia que hay entre los jugadores y el cuerpo técnico”.
Sabella destacó que de aquí en adelante la personalidad y el carácter son valores que pueden desnivelar un juego eliminatorio. “Es el tercer partido que vamos a jugar a las 13 –enfatizó-. El calor, el estado físico, los alargues, todo eso se afronta con equilibrio emocional. Y veo muy bien al grupo en ese sentido”.
A la hora de calificar al equipo, Sabella consideró que contra Nigeria la Selección llegó a los 7 puntos. “Estamos mejorando –sostuvo-. Tenemos que cuidarnos de las faltas por el tema de las amarillas, es algo de lo que hablamos. ¿Los penales? Algunos jugadores los ensayaron de manera informal. No es lo mismo patearlos con 80.000 personas al frente y en un momento clave. Ahí la que juega es la mente”.
“Tengo algunas dudas. Hasta que no dan las 12 no estoy seguro del equipo que voy a alinear”, apuntó Sabella entre risas. Y entre otros conceptos remarcó, una vez más, la condición de mejor futbolista del mundo de Messi y su admiración por el Barcelona de Guardiola y el Bayern Munich que ganó la Champions League. Lo calificó como una máquina trituradora. También elogió a Colombia y a Costa Rica y, como es cotumbre, sentenció: “de los árbitros no opino”.
Antes de abandonar la sala de conferencia del estadio Arena Corinthians para dirigir la práctica Sabella dejó un mensaje de contenido político: “Brasil es un país lindo para vivir, un país hermano, más allá de la rivalidad deportiva. Argentina y Brasil son motores para una patria grande latinoamericana”.
Sólo fue posible ver los primeros 15 minutos del entrenamiento, caracterizado por movimientos físicos y algunos toques de la pelota. Después llegó la orden de desalojar las tribunas, aunque no hubo exigencias en el trabajo posterior. Del estadio, ubicado en el barrio de Itaquera, el plantel regresó a la concentración del hotel para esperar allí el partido con los suizos. Grupos de hinchas desperdigados por la zona mandaron despidieron a los jugadores con el grito clásico: “Volveremos otra vez, volveremo’ a ser campeones, como en el 86…”