Falta un minuto para que el reloj marque las 13 y empiece el partido que Argentina le ganará 3 a 2 a Nigeria. Frente al televisor sólo hay dos personas. “Están comprando las bebidas”, explica Alejandra Lamelas, dueña de casa y encargada del asado que sirvió de excusa para reunirse con el grupo de amigas con el que comparte una gran pasión: el fútbol.

Primer tiempo

Recién cuando el encuentro se pone 1 a 1 todas se ubican frente al televisor, tratando de que la antena no se caiga con sus saltos. “Ni que fuera futsal, dos goles tan seguidos”, opina Daniela Martínez, una de las nueve presentes. Siete de ellas juegan al fútbol de salón, disputan torneos y, cuando tienen que comentar el partido, hablan de jugadas y posiciones. Chicas 1 - Prejuicios 0.

La impuntualidad obliga a preparar el asado durante el partido. La dueña de casa se las ingenia para salar la carne, prender el fuego y mirar el partido, todo al mismo tiempo. A la ensalada, que la hagan otras.

“Jugamos hace dos años más o menos. Primero en canchitas de fútbol 5 y ahora en el club”, explica Lamelas que, como sus compañeras, coincide en destacar el crecimiento de este deporte en los últimos años. “Creo que estamos en el mejor momento del futsal femenino”, agrega.

“Nos juntábamos con un grupo de amigas a jugar, hasta que nos enteramos que se podía practicar de una forma un poco más oficial. Todavía no había torneos en esa época, entonces con Jimena (Gómez Roselló), nos pusimos a buscar interesadas por Facebook y así conocimos a las chicas”, recuerda Rocío Manzanares sobre los inicios del equipo.

Según cuentan, en esta primera mitad del año se disputan tres torneos de futsal en Tucumán, cada uno con 10 equipos aproximadamente. A eso hay que sumarle la postal cada vez más repetida de grupos de amigas jugando en canchas de fútbol 5. “Aunque cada vez menos, siempre se quedan mirando”, contesta Lamelas cuando se le pregunta por la actitud de los hombres ante la invasión de mujeres. “Miran, y si ven que jugamos bien, les deja de llamar la atención”, agrega Manzanares.

Claro está, la pasión por la pelota tiene mucho más de dos años. En la mayoría de los casos, juegan desde pequeñas. Primero con hermanos, primos, vecinos; después en la escuela y ahora en la cancha. Sino, lo disfrutan en la televisión y en eso estaban cuando llegó el segundo gol de la Selección.

Entretiempo

El primer tiempo terminó con gritos eufóricos por el segundo gol de Messi y aplausos para el equipo. En el entretiempo apareció la guitarra y el cajón peruano. El primer tema que entonaron las chicas fue “Brasil decime qué se siente”, el himno que los argentinos inventaron para este Mundial.

“Argentina llega a la final”, se anima a predecir Candela Madariaga. Por el mismo lado apunta Sofía Merino, que además elige el rival: Uruguay. A las semifinales, dice más escéptica Manzanares, que coloca como principal candidato a Holanda. De fondo se escuchan los abucheos del resto del grupo, que se completa con Paula Ávila, Carla Cervera y Milagro Dib.

Cuando tienen que hablar de sus jugadores favoritos, Madariaga elige al capitán del equipo: “Messi, además de parecerme el mejor jugador actualmente, creo que va a superar a Diego Maradona”, vaticina. “Javier Mascherano, conduce al equipo y le pone mucha garra”, opina por su parte Lamelas. “Fernando Gago es mi jugador favorito, es el que arma el juego en la Selección”, aporta Manzanares.

Segundo tiempo

Aunque Marcos Rojo no es el favorito de ninguna, gritaron su gol con la misma alegría que gritaron los de Messi. La emoción volvió a tirar la antena de la televisión, pero las chicas no pierden la paciencia, la están pasando bien y eso se nota y se siente.

Antes de cerrar, se animan a tirar algunos consejos para Sabella. Lamelas opina que hay que sacarle presión a Messi. Madariaga invita a confiar en el DT, aunque no comparte su estilo de juego, Manzanares cuestiona el exceso de jugadores de Estudiantes entre los convocados y Merino lamenta la ausencia de Carlos Tévez.

El asado sale justo cuando termina el partido. Fernet en mano, las chicas se preparan para seguir disfrutando. Saben que van por el buen camino.