Por Claudia Lencina, DT del equipo de fútbol femenino de San Martín
El arquero: Mantiene el aprobado
Desde el primer partido, ante Bosnia, Sergio Romero viene cumpliendo y ayer no fue la excepción. Él está bien y pese a los dos goles que le marcaron, lo positivo es que no tuvo incidencia en ninguno. No fueron su responsabilidad.
Claramente lo seguiría bancando y si bien ayer no lo exigieron demasiado, mostró seguridad. Eso es importante ya que Argentina es un equipo con juego muy ofensivo y que cuando ataca despliega a todas sus líneas, por lo que generar seguridad bajo los palos pasa a ser muy importante. Él lo logró.
La defensa: Faltó concentración
Cuando Argentina marcó, inmediatamente Nigeria lo empató. Incluso cuando Messi logró el 2-1 en la última jugada del primer tiempo, el 2-2 llegó al inicio del complemento. Todo eso demuestra que a los defensores les faltó concentración. Ante un rival que sale tan rápido de contragolpe, Argentina quedó descompensada y eso se notó en el primer gol del rival, cuando Pablo Zabaleta no llegó a cortar a Musa (y casi lo sufre en otra jugada, en la que sí pudo tapar).
Todo eso es producto de la excesiva confianza que por ahí muestran los argentinos. Quieren salir jugando en todos lados y por ahí se pueden perder varias pelotas. Igualmente, en líneas generales, la defensa está bien, logrando de a poco lo que siempre se quiso (porque del medio para arriba no se discute nada). Sobre todo volvió a cumplir Marcos Rojo, que fue el mejor de la línea. Además del gol (que será algo muy importante en su estado de ánimo para lo que viene), atacó muy bien y pese a algunos comentarios, pudo encontrarse con Ángel Di María por izquierda. Si Ezequiel Garay hubiera convertido de cabeza ese córner que casi termina en gol también habría estado merecido.
Medio: Cortaron todo
Javier Mascherano mejoró respecto de los dos primeros y jugó un partidazo. Sacó todo. Fernando Gago también cumplió, pero me hubiera gustado que se junte más con los de arriba para aprovechar sus toques distintos. Igual, él apareció cuando Argentina debía cuidar el resultado y participó bien de ese toqueteo para mover la pelota. Hizo un buen partido.
Con ellos dos bien, Argentina puede jugar tranquilo en ataque, porque ellos recuperan en el medio, como lo hicieron ayer. Di María es otro volante que ayudó cuando Rojo pasó al ataque. Cuando él encaró por el medio y por izquierda, sobre todo en el primer tiempo, creó serias chances. Ayer a él sólo le faltó el gol, porque como los del medio hizo un buen papel. Y no se cansa, además.
El esquema con tres volantes dio mucha confianza y lo seguiría manteniendo porque se vendrán rivales que buscarán atacar desde el minuto cero y eso abrirá los espacios para que ellos se sigan encontrando con los delanteros y fabricando espacios. No perder marcas en el medio será clave. La nueva aparición de Lucas Biglia para no perder la pelota en esa zona también fue importante.
La ofensiva: Bien Messi (y sus variantes)
Ayer no sólo quedó demostrado lo importante que es para Lionel Messi poder marcar en las chances que se crean (está imparable y eso debe repetirse) sino que es igualmente clave mantener tres delanteros dentro del equipo. Si bien Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín no pudieron pesar, quienes los reemplazaron estuvieron muy bien (Riki Alvarez y sobre todo Ezequiel Lavezzi). Hubiera estado interesante ver a Rodrigo Palacio, pero...
Dolió mucho lo que le pasó a Agüero, que no se haya podido mostrar y haya tenido que salir tan rápido. Pero tanto su situación como la de “Pipita” tiene que ver a que no están del todo bien mental y anímicamente. Las cosas que pasan afuera pueden repercutir dentro de la cancha y eso es lo que está pasando con estos dos delanteros que en el año se lesionaron seguido. Por suerte Argentina tiene recambio con Palacio y Lavezzi, que ayer jugó muy bien de nuevo.
Uno nunca quiere que lo saquen a Messi como sucedió. Se lo veía con ganas de hacer más goles, lo que habría sido interesante. El cambio pareció prematuro, pero que los suplentes entren también y que sumen minutos es importante para que no se resientan.