BRUSELAS, Bélgica.- El brote de Ébola sigue propagándose en Guinea, Sierra Leona y Liberia. La organización médica internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó que, para poner la epidemia bajo control, es necesario un despliegue masivo de recursos por parte de los gobiernos de África Occidental y de las organizaciones de ayuda. MSF advierte, además, que sus equipos han llegado al límite de su capacidad de respuesta.
Enfermos de Ébola han sido identificados en más de 60 lugares diferentes en los tres países, lo que complica los esfuerzos para tratar a los pacientes y frenar el brote. “La epidemia está fuera de control”, explica el doctor Bart Janssens, director de Operaciones de MSF. "Con la aparición de nuevas localizaciones afectadas en Guinea, Sierra Leona y Liberia, existe un riesgo real de que se propague a otras áreas”.
En estos momentos, MSF es la única organización de ayuda que está tratando a personas afectadas por el virus del Ébola, una enfermedad que puede matar hasta a un 90% de los enfermos. Desde la aparición de este brote en marzo, MSF ha tratado a unos 470 pacientes -215 de ellos casos confirmados- en diferentes centros especializados implantados en la región. Sin embargo, MSF está teniendo dificultades para responder a la gran cantidad de nuevos casos y nuevos focos.
“Hemos llegado al límite de nuestras capacidades", afirma Janssens. "A pesar de los recursos humanos y los trabajadores desplegados por la organización en los tres países afectados, ya no somos capaces de enviar más equipos a los nuevos lugares con casos."
La escala de la actual epidemia de Ébola no tiene precedentes en cuanto a la distribución geográfica, las personas infectadas y las víctimas mortales provocadas. Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han producido 528 casos y 337 muertes desde que comenzó la epidemia.
Esta es la primera vez que el Ébola aparece en la región, y las comunidades locales están todavía muy asustadas por la enfermedad y ven a los centros de salud con desconfianza. Mientras tanto, la falta de comprensión sobre cómo se propaga la enfermedad ha provocado que parte de la población continúe asistiendo a funerales en los que no se aplican las medidas de control de infecciones.
A pesar de la presencia de varias organizaciones que trabajan para crear conciencia sobre la enfermedad, sus actividades no han logrado reducir la preocupación de la población acerca del Ébola.
Las autoridades políticas, religiosas y los líderes de la sociedad civil están fallando en reconocer la magnitud de la epidemia, y son escasas las personalidades destacadas que difunden mensajes para promover la lucha contra la enfermedad.
"La OMS, los países afectados y los estados fronterizos deben desplegar los recursos necesarios acordes a una epidemia de esta magnitud", afirma Janssen. "En particular, el personal médico cualificado debe estar disponible y recibir la formación sobre cómo tratar el Ébola; además deben intensificarse tanto el seguimiento de los contactos entre posibles pacientes sospechosos de padecer la enfermedad como las actividades de sensibilización entre la población. El Ébola ya no es un problema de salud pública que se limite a Guinea: está afectando a la totalidad de África Occidental".