12 ciudades, una misma pasión

 Del este y del oeste, del norte y del sur. De las llanuras pampeanas a nuestro norte entrañable. Del chamamé litoraleño a la Patagonia. Del obelisco al corazón de Cuyo. En Belo Horizonte, como el domingo pasado en Río de Janeiro, la geografía nacional es una camiseta celeste y blanca y un grito de gol. Miles de argentinos tomaron por asalto Minas Gerais y en el Día de la Bandera agitaron la celeste y blanca en calles, parques, shoppings y bares. La Selección sale a la cancha hoy para enfrentar a Irán y será local. Otra vez. Las historias de los hinchas lo anticipa.

1) Tucumán (rincón “decano”): los Castaño despliegan su “trapo” amparados por el Mineirao. Son los hermanos Gonzalo y Nicolás, y su primo, Damián. El fanatismo por Atlético se refleja en los colores y en la emoción con la que hablan del Monumental. Pero esta es la Copa del Mundo. “A fines del año pasado me recibí de contador y mi papá me ofreció un regalo -cuenta Gonzalo-. Le agradecí, pero le pedí que esperara. Ya estaba pensando en este viaje y desde ese momento empecé a planificarlo”. Papá es Arturo, quien también estaba anotado en la excursión, pero se bajó y el primo Damián aprovechó para subirse al barrilete.

2) Tucumán II (rincón “santo”): la banda no tiene mucho tiempo para detenerse a charlar. Van a toda velocidad por una de las peatonales de Belo Horizonte, inconfundibles por el rojo y blanco de las camisetas. Acaban de llegar de Tucumán al cabo de una travesía en camioneta que demandó tres días y buscan alojamiento. Difícil, porque la ciudad está colmada. “Para colmo nos topamos con las inundaciones en el sur y tuvimos que hacer un rodeo”, explica Carlos Posse. El alma mater del viaje es Daniel Heredia. Se lo había prometido a su hijo, Nicolás. Sus compañeros del colegio Aconquija deben acordarse de él con una tajada de envidia. Completan el grupo Fredy Alderete y Martín Diambra, el único “decano”. Se entiende que cultive el perfil bajo.

3) La Lucila: de allí, al norte de la Ciudad de Buenos Aires (partido de Vicente López), es la familia de Pablo San Martín. La completan su mujer, Andrea, y Nicolás, un fanático de Boca de 14 años. Los San Martín disfrutaron la fiesta en el Maracaná y mañana emprenderán el regreso al país.

4) La Plata: ni de Gimnasia ni de Estudiantes. Sergio y Héctor Domínguez  -padre e hijo- son hinchas de Racing. Confiesan que debieron apelar a la reventa para conseguir las entradas que les abrirán las puertas del Mineirao hoy a las 13. ¿Cuánto pagaron? Alrededor de $ 7.000. Están más que seguros de que valió la pena.

5) Salta: a Héctor Figueroa la idea de viajar a Brasil le nació en Cachi. Un amigo, bioquímico, le instaló el bichito mundialista. El próximo paso fue convencer a su papá, y aquí están. Héctor obtuvo el título de médico el año pasado en la UNT y se apresta a realizar la residencia. Se siente un poco tucumano, por los años de estudio y por lo cómodo que se sentía viviendo en Buenos Aires y General Paz. Bienvenidos.

6) Bariloche: Martín Rojas llegó a Minas Gerais utilizando el más económico de los medios de transporte: el dedo pulgar de la mano derecha. Salió de Buzios, donde trabajó durante el verano (y donde quedó su novia, “Pitu”) y la parada inicial fue el Maracaná. Ahora está en Belo Horizonte. “La camiseta de la Selección me ayudó a viajar. Lo hice en cinco camiones y en cuatro autos -detalla-. Todos me dijeron que paraban porque veían la celeste y blanca”.

7) Puerto Madryn: a Diego Palacios le sacaron una foto que levantó polvareda. Fue en la playa de Río, donde pasó las noches del sábado y el domingo pasados. C5N publicó la imagen del grupo durmiendo a pata suelta sobre la arena y ya lleva 14.885 “me gusta” en Facebook. También hubo quienes los criticaron en los comentarios. ¿Mala imagen? Seguir a la Selección les confiere luz verde a todos los recursos.

8) Jujuy: desde las localidades de Perico y Monterrico arribó una delegación de 21 jujeños, la mayoría miembros de una vasta familia. Henry Barazzuol es productor tabacalero y comanda a los excursionistas. A la hora de la foto se alinean detrás de la bandera su esposa, Miriam Fascio Barazzuol, y sus hijos, Giuliana, Antonella y Luciano. “En el grupo hay primos, sobrinos, amigos… y algún novio”, apunta Henry.

9) Córdoba: a Mateo Argañaraz no lo convence la comida brasileña. Son las cuatro de la tarde y está famélico. “¿Dónde hay un McDonald’s”, pregunta su papá, Walter. El shopping Cidade los espera con el Cuarto de Libra salvador. Antes Walter exhibe su camiseta de la Selección con el 9 de “Pipita” Higuaín y se declara fanático de Talleres. Mateo también, aunque sólo piensa en llenarse la panza.

10) Armstrong: la localidad santafesina está a 100 kilómetros de Rosario. Es tierra de agricultores, aunque Adrián Monti se dedica a la actividad industrial. Se prepara para ver Argentina-Irán junto a su hijo, Bruno (15 años), y su sobrino, Leo Troiano, estudiante de Abogacía.

11) Caballito: del tradicional barrio porteño proviene el trío que integran Ariel Camps y los hermanos Juan y Facundo Maggio. Se instalaron y en cuestión de minutos salieron a explorar el centro de Belo Horizonte. Por supuesto, les interesa conocer la movida nocturna y ya anotaron el nombre del barrio Savassi. “Esta es una locura que surgió el lunes pasado -revela Ariel-. El martes sacamos los pasajes y el miércoles ya teníamos las entradas”. Menos de una semana después, verán a Argentina jugando en el Mundial.

12) Posadas: los ingenieros Miguel Rojas y Darío Argüello van y vienen desde Cabo Frío. Allí establecieron su base de operaciones y allí quedó su amigo, Mauro Lugones, el impulsor de esta aventura brasileña. “Mauro se encargó de averiguar los precios, los lugares, las rutinas. Él conoce Río de Janeiro y eso nos ayudó”, explica Miguel. El problema es que no tenía entradas para Argentina-Irán, y por eso se quedó con las ganas.

13) Quilmes: a los hermanos Santiago y Mariano Moscufo se los puede considerar expertos en Mundiales. Estuvieron en Alemania 2006 y en Sudáfrica 2010. Lo llamativo es que no tienen entradas para los octavos de final, pero sí para cuartos, oportunidad en la que a Argentina le tocaría jugar en Brasilia. “Si la Selección no llega a cuartos nos cortamos lo que hay que cortarse”, resaltan. Y, tienen razón.