Es sabido que el coronel Emigdio Salvigni (1789-1866), guerrero de la Independencia y amigo del general Belgrano, formó su hogar aquí con la tucumana Cruz Garmendia, y falleció en esta ciudad el 19 de octubre de 1866. Tenemos a la vista una carta suya, fechada en Tucumán pocos meses antes, el 30 de abril, y dirigida a Domingo de Oro.

Al parecer, Oro aspiraba a radicarse en el Uruguay. El coronel quería disuadirlo. “¿Qué haría usted en Gualeguaychú y Montevideo? Se fastidiaría a los pocos días, no teniendo en dichos lugares los amigos y personas de su confianza con que tratar, conversar y pasar el tiempo agradablemente”.

A su criterio, “Buenos Aires es el único país, en la República Argentina, a donde debe usted residir. Tendrá usted sociedad escogida, de su agrado, y el tiempo le será bastante para todo y siempre con satisfacción. ¿Qué le importan las distancias? Admita usted el empleo que le ofrecen y tendrá cómo costearse”.

En cuanto a él mismo, decía: “¡Ojalá me hallara en el caso de usted! No tengo las proporciones, como usted, de poder escoger entre una y otra propuesta. Mi estado es de invalidez. Las piernas y pies hinchados. No puedo andar una cuadra. ¿Qué haría en Buenos Aires, cuando aquí tengo dificultades para todo? Cierto es que en esa hay buenos criados; pero difícil es hallar una familia, que cuide a un extraño con amor y con lástima”.

En fin, “dejémonos de lamentaciones y le repito que no deje Buenos Aires, y haga de esa gran ciudad su última morada y su sepulcro. Yo quedaré a donde el destino me lleve, lleno de amarguras y en un pueblo en que no faltan camorras”.