Es la feria más importante del mundo, y no por la cantidad de gente que asiste -en rigor, menos que a arteBA-, sino por las operaciones que allí se efectúan.
Una nueva edición de Art Basel (Basilea), se inició ayer; en esta 45 edición, la feria exhibe 285 galerías llegadas de 34 países del mundo. La apabullante cita se divide este año en tres bloques mayores: las obras monumentales en el inmenso Hall 2, las galerías comerciales con su oferta de grandes maestros y artistas emergentes en el 1, y la propuesta estrella de esta temporada en el Hall 3: “14 Rooms”.
Esta exposición, fruto de la colaboración entre la Fundación Beyeler, Art Basel y el Teatro de Basilea propone performances del dream team del arte actual: nombres ultra consagrados (y algo previsibles) como los de Marina Abramovic, Damien Hirst, Yoko Ono, Ed Atkins o Bruce Nauman.
El espectáculo debe ser único en el mundo. Docenas de ricos coleccionistas vestidos con las mejores marcas y señoras con bolsos que superan los 3.000 euros se empujan para entrar en los transportes públicos, en los tranvías atestados de gente luciendo las mejores galas pensadas por los modistos de París o Milán, que se dirigen hacia la plaza de Messe, donde se hace la feria.