Por Sebastián Fest, DPA

Que el Maracaná sea hoy el escenario en el que España demostrará hasta qué punto es capaz de seguir siendo España tiene mucho de justicia futbolera.

Si ese “fin de ciclo” que muchos ven llegar se concreta, será en el estadio más famoso de la historia del fútbol. La selección de Vicente del Bosque vive el momento más delicado y límite frente a una Chile que no repara en gastos cuando se enfrenta a rivales de fuste. “Tenemos el desafío de ganar los dos próximos partidos. No es fácil, pero entra dentro de lo posible”, dijo el DT.

A Del Bosque, un hombre que le da mucha importancia a la lealtad y a la memoria, no le es sencillo administrar un equipo que tomó en su pico y que ahora tiene a su columna vertebral ausente. Iker Casillas pasa por su peor momento, Carles Puyol ya no juega, Xavi está a punto de irse a Qatar y David Villa, el goleador histórico de España, es “jugador del New York City”. Ellos y otros nombres son el símbolo del costado humano de Del Bosque, amigo de las renovaciones progresivas y alérgico a cambiar lo que funcionó.

En el Maracaná, todo puede pasar cuando juega España, que se presentará por cuarta vez allí. En la primera, en el Mundial de 1950, perdió 6-1 con Brasil. En la segunda, en 2013, goleó 10-0 a Tahití y, la más importante, la tercera, fue en la final de la Copa Confederaciones 2013, cuando cierto “miedo escénico” bloqueó a los españoles y fueron arrasados por Brasil.

Muchos chilenos conquistarán hoy los asientos del Maracaná y unos cuantos españoles lo harán también. Pero mientras los primeros sueñan sin límites y con una audacia que va más allá de lo razonable, los segundos están golpeados y deprimidos.

¿Fin de ciclo para España? Del Bosque confía en evitarlo, y por eso decidió quedarse hasta la Euro 2016. Si España empata o pierde hoy, el choque del 23 ante Australia sería el ingrato escenario para el adiós de varias leyendas.