¿Qué dirán hoy todos aquellos que opinaban que la Selección se clasificaría caminando a la segunda fase del certamen? Son esa rara clase de hinchas que, generalmente, no conocen ni la cancha del barrio, pero cuando empieza un Mundial se transforman en técnicos en cuestión de segundos. También son conocidos por tener ese misterioso poder de mufar al jugador o equipo que nombran sin querer queriendo.

Para que vaya entendiendo rápidamente queridísimo señor éxito. Argentina sufrió más de la cuenta para vencer a Bosnia, equipo que disputa por primera vez un Mundial y que actualmente está ubicado en el puesto 21 del ranking de la FIFA.

La Selección tampoco es un equipazo o, por lo menos, le falta bastante para serlo. Por eso no elogie a todos los jugadores ni, mucho menos, construya pedestales para ubicarlos ahí rápidamente.

Ejemplos: es cierto que Sergio Romero demostró tener manos, pero tuvo que afrontar sólo tres situaciones difíciles y una terminó siendo gol del rival y, encima, con caño incluido. Lionel Messi festejó como loco su segundo gol mundialista, pero durante gran parte del partido no jugó bien porque fue impreciso y estuvo ausente en varios momentos del encuentro. Hay que bancarlo, no presionarlo.

Un triunfo en un debut es vital porque transmite confianza y con otra victoria la clasificación queda a la vuelta de la esquina. Pero todavía falta mucho, muchísimo. Y estimado señor triunfalista: antes de festejar cualquier cosa, no se olvide que Argentina venció a Bosnia con un equipo con cinco defensores. Alégrese y prometa seguir alentando. Y punto.