Por Osvaldo Bernasconi, técnico de San Martín

La performance de Sergio Romero fue gravitante en el resultado final, sobre todo por lo realizado en el primer tiempo. Ese cabezazo que le sacó a Lulic fue espectacular. Si esa pelota entraba, podía haber cambiado el rumbo del partido. Por suerte, Sergio se estiró tanto que mandó el esférico al córner.

Actuaciones como estas demuestran que Sabella no se equivocó cuando respaldó a Romero a pesar de las duras críticas que recibió en los últimos tiempos. Romero es el dueño indiscutido del puesto en este equipo.

Considero que la apuesta de Alejandro Sabella de jugar con cinco defensores en el fondo no le rindió los frutos esperados. Una Selección como Argentina no puede exponer un esquema tan defensivo como el que plantó en los primeros 45 minutos.

En ese lapso del partido, la subida de los laterales, tanto de Zabaleta como de Rojo, no fueron productivas. Creo que al no encontrarse con un referente de área les complicó el panorama. Además, la Selección se encontró con un adversario que fue muy paciente y que nunca se descontroló, incluso estando abajo en el marcador por un gol en contra, desde los dos minutos de iniciado el partido.

En el complemento, con el cambio de dibujo (4-3-3) la zaga se mostró más armónica en su juego. Aunque no quiero meterme en la cabeza de Sabella, creo que tiene que repetir este esquema con cuatro en el fondo, que se adecua a las características de los jugadores que tiene.

Tenemos que tener un poco de paciencia porque en este sector del campo tenemos jugadores de mucha jerarquía que irán creciendo en su juego a medida que transcurran los partidos.

El ingreso de Fernando Gago en la mitad de la cancha fue acertado. Gago es un jugador pensante y con excelente manejo del balón. Fue determinante para que Argentina recompusiera la imagen desteñida que había dejado en los 45’ iniciales.

La entrada del jugador de Boca fue fundamental, además, porque Messi encontró a su socio ideal, en lo que se refiere al manejo del balón. Aparte, Gago liberó a Mascherano y éste se dedicó a hacer lo que más sabe: marcar. Cómo habrá sido de pobre lo del equipo en el primer tiempo que fue él quien intentó el único tiro franco al arco. Por eso con Gago, en la parte final, Messi tuvo más participación en las jugadas de peligro. Esto hizo que se jugara gran parte de ese lapso en las cercanías de la valla de Bosnia.

Después llegó el gol del descuento y ahí fue como que el equipo perdió un poco la línea.

Considero que Argentina no debió sufrir tanto para ganar su primer partido. Creo ciegamente en este equipo porque tiene jugadores que invitan a ilusionarse. Hay que convencerse de que a los partidos no se los gana antes de jugarlos.

Cuando el equipo tuvo el esquema 5-3-2, tanto a Messi como a Agüero les fue complicado trascender en el partido. Esto se magnificó al enfrentar a un adversario que le hizo marca escalonada de mitad de cancha hacia atrás, y al que no se le podía ingresar por ningún lado. Bosnia se cerró bien atrás.

La entrada de Gonzalo Higuaín, sin ser tan determinante como la de Gago, fue positiva. “Pipita” es un jugador que como referente de área te exige siempre que dos o tres hombres estén atentos a él. Además tiene una enorme capacidad para jugar de espaldas al arco. Su ingreso les permitió a Messi y a Agüero jugar un poco más libres. No podemos darnos el lujo de dejar en el banco a un jugador de esas características, máxime teniendo en cuenta los buenos resultados que nos dio en las Eliminatorias.

Tenemos jugadores para plasmar un juego ofensivo contra cualquier rival. Eso no significa que no debamos tomar nuestras precauciones a la hora de atacar. Por la jerarquía que tienen nuestros futbolistas les tenemos que transferir la cautela a nuestros adversarios. Eso quedó demostrado en sólo 45 minutos.