Aunque el cuerpo de varios necesitó una de verdad después del accidentado test match, la radiografía sobre el rendimiento de los seis tucumanos que tomaron parte fue muy positiva.
Gabriel Ascárate: hasta que se lesionó, no fue la puntada de ataque como en el partido anterior en Chaco, pero está claro que cuando el equipo lo necesita, aporta mucho en defensa. Además, aunque en algún momento se hayan visto errores en el centro, es de esperar que ello suceda cuando se defiende la mayor parte del tiempo.
Nicolás Sánchez: a pesar de ser apertura, no mezquina el hombro cuando tiene que defender. Ante esta clase de equipos, es difícil intentar lo individual, más cuando se trata de uno sumamente ordenado en defensa. Las que tuvo, las distribuyó con criterio. Quizás con presión, pero lo mismo arriesgó. El desgaste fue grande y lo sintió en los últimos minutos.
Antonio Ahualli: aunque jugó su primer test match, mostró que al fuego de forward lo tiene de nacimiento. Le costó poco acoplarse al juego del equipo. Fue potente y se hizo sentir en el contacto. El rodaje de partidos es lo que le dará el nivel que necesita. Por ahora el trabajo será su herramienta para convertirse en el octavo de Los Pumas.
Lucas Noguera Paz: es un primera línea con movilidad, que a medida que avanzan los partidos, y a pesar de su juventud, va confirmando que siente el puesto y que busca el perfeccionamiento. Jugó muy bien, frente a un gran pack, en los dos partidos.
Matías Orlando: las veces que jugó en Los Pumas le buscaron la función de wing. Y aunque no es la suya, siempre cumple. En este último partido le tocó cubrir el centro de la cancha, su puesto natural. Mostró sus cualidades, con tackle y presión para marcar en cada pelota.
Santiago Iglesias Valdez: le tocó entrar en momentos calientes del partido y cumplió con un buen control de pelota. Está claro que el lanzamiento en el line fue el detalle que un hooker tiene que asegurar. El trabajo y la sincronización es su materia pendiente. De lograrlo, sus posibilidades serán muy considerables.