Obsesivo y orgulloso. Comprenderlo no es fácil. Hay que admitirlo: todavía, a veces, cuesta. Pero vale la pena intentarlo, volver a sus palabras, masticar sus ideas. Hacerlo una y otra vez.
Apasionado, incansable, nostálgico. Víctima de sí mismo. Generoso, siempre a mano, siempre presente. Complejo y juguetón. De hablar suave y conceptos firmes. A veces enigmático, a veces laberíntico. Enamorado, cariñoso, distante. Culto, muy culto. Puntilloso, lector ante todo. Motivo de orgullo y causa perdida de antemano si el objetivo es intentar imitarlo.
Cuentan que nació antes de tiempo (a los ocho meses) y que vivió una infancia sin estridencias. Mientras otros chicos de su edad ni siquiera pensaban en atravesar los límites de su barrio, él partió a Europa y, entre Ginebra y España, empezó a escribir el futuro.
Para encontrarlo basta darse una vuelta por la biblioteca en cualquier momento. Aunque se murió un día como hoy, hace 28 años, Jorge Luis Borges siempre está ahí, donde él siempre quiso estar.