Antes que de comience el Mundial, la FIFA anotó un tanto histórico, que cambiará para siempre la historia de los certámenes. En el Mundial de Brasil, se utilizará el Goal Reff o Detector Automático de Gol (DAG), sistema tecnológico que ayudará a los árbitros a convalidar si la pelota ingresó al arco o no.
“Es uno de los mayores avances en el fútbol. Este sistema cambiará todo porque es automático”, explica Rubén Tapia, uno de los referentes del arbitraje tucumano. Carlos Salado, director de la Escuela de Árbitros de la Liga Tucumana de Fútbol, no se queda atrás: “ya ni siquiera hará falta levantar la cabeza para mirar al asistente y convalidar. Es maravilloso contar con una herramienta de este tipo”.
Pedro Argañaraz, el único juez tucumano que dirige en Primera, también aplaudió el uso de la tecnología para evitar este tipo de polémicas. “Todo lo que pueda colaborar para que se cometan la menor cantidad de errores, es muy bien recibido por cualquier árbitro, y no sólo de fútbol, sino de cualquier deporte”, explica.
El “gol de Wembley” de Geoffrey Hurst en la final de Inglaterra 66 (ese tanto le abrió el camino para que levantara la Copa del Mundo) está en el recuerdo de todos, pero hay otro antecedente, mucho más cercano, que le valió severísimas críticas a la FIFA durante el Mundial de Sudáfrica 2010: el tanto del inglés Frank Lampard, un claro gol ante Alemania no validado por el árbitro.
“La tecnología es un gran tema. Si hay algo positivo después de lo que ocurrió en Sudáfrica es la introducción de la tecnología”, sostuvo días atrás Lampard. El suyo fue uno de los goles fantasmas más famosos de los mundiales. Al no ser cobrado contra Alemania, Inglaterra fue eliminado en semifinales.
Ante este panorama, la FIFA llamó a un concurso abierto para que empresas de todo el mundo presentaran un sistema y se lo adjudicó la empresa alemana GoalControl. Su creación fue aprobada luego de que funcionara correctamente en una prueba piloto que le abrió las puertas a un experimento mayor.
El primer examen que el sistema rindió fue en la Copa de las Confederaciones. “El DAG funcionó perfectamente en los 68 goles que se marcaron en el certamen”, informó en ese momento la entidad madre del fútbol mundial.
Sin embargo, ante algunos cuestionamientos -la UEFA dirigida por Michael Platini fue la más crítica- las autoridades decidieron hacer un nuevo experimento en el Mundial de Clubes, donde también funcionó a la perfección y se aprobó su uso en este Mundial.
El fútbol se suma entonces a otros deportes que recurrieron a la tecnología para acabar con las polémicas. La National Footbal League (futbol americano) en 1986 introdujo un sistema de repetición de imágenes que fue dejado de usar en 1992 y que recuperó en 1999.
El rugby comenzó a utilizar un sistema similar desde 1996, pero en 2001 se creó la figura de un oficial que toma decisiones en base a lo que se ve en un monitor y se lo comunica al árbittro para que emita su fallo. En 2005, el tenis incorporó el famoso Ojo de Halcón, el más difundido de todos.
El flamante sistema funciona con 14 cámaras de alta velocidad distribuidas de manera estratégica para siete apunten a cada arco. Están conectadas a un poderoso servidor que digitaliza las imágenes, elimina de ellas a los jugadores, al árbitro y otros objetos y deja sólo la pelota y el arco.
Gracias a la acción conjunta de las cámaras, ubicadas de modo estratégico, cuando las acciones se desarrollen cerca de los arcos el sistema registrará, con un margen de error de pocos milímetros y cada dos milisegundos, la ubicación exacta de la pelota en relación a los tres ejes espaciales (ancho, alto y profundidad). Cuando traspase la línea de gol, una vibración y una señal visual se dispararán en los relojes pulsera que utilizan los árbitros.
El sistema tiene la capacidad para reproducir las imágenes esquemáticas que prueban el gol o no en las pantallas del estadio o por televisión para que nadie tenga dudas de que fue o no gol.