SALTA.- En el interior profundo, la diversidad es muchas veces un anhelo, por más que las leyes garanticen derechos y castiguen la discriminación. Ser travesti implica enfrenta la persecución policial, la batalla contra la pobreza y la prostitución como única salida laboral.
Una mirada sobre esa realidad es la que presentará hoy el director Rolando Pardo, en el Festival internacional de cine Asterisco, promovido por la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y DDHH de la Nación, con su documental "Tacos altos en el barrio", sobre la vida de seis travestis que viven en comunidades indígenas de Salta.
"Me interesaba saber cómo se llevan con la sociedad y qué pasa con la policía, cuando van al mercado, como se visten. No creo que sea una cuestión costumbrista sino humana", dijo, en una entrevista publicada por Infojus Noticias.
"Cuando vine a Salta me di cuenta de una gran persecución policial, muy dura, contra las travestis. Igualmente con las prostitutas. En el interior hay una policía que no está controlada por el poder democrático. Me acerqué con la idea de hacer un documental y una de ellas me dijo que donde realmente iba a encontrar material interesante era buscando a las chicas en el norte: las que trabajan como pueden y tienen el sueño de viajar a Buenos Aires", contó.
En su investigación, encontró que muchas de esas chicas provenían de pueblos originarios, aunque en las oficinas del estado provincial le negaron que hubiera travestis en esas comunidades. "Me negaron incluso que hubieran homosexualidades. Hable con varios directivos y me lo negaban. Entonces empecé a hacer una investigación por mi cuenta y descubrí que habían cientos de casos. En el documental aparecen seis", añadió.
El trabajo se desarrolló en la zona de Tartagal: "Las casas son de maderas juntadas. Los pisos son de tierra. Se mantienen muy limpios porque los mojan y los barren. En este entorno viven con sus padres, madres, hermanos y el resto de la familia juntos. Las familias son muy respetuosas y saben que a la noche el trabajo es la prostitución. No significa que elijan la prostitución porque les guste, sino que - cuando buscan otros trabajos - no los consiguen".
Los derechos plenos quedan lejos
A partir de la ley de Identidad de Género, afirma Pardo, las chicas tienen la sensación de que hay otras oportunidades, pero que es muy difícil acceder a ese desarrollo personal. Se nota que están muy agradecidas con las ayudas del gobierno y que ponen esfuerzo para progresar, dice, pero eso no alcanza cuando se enfrentan con una sociedad conservadora: "En el documental una dice con ironía: 'para ser travesti hay que tener mucho huevo’, y lo dice porque se banca que el tipo que la busca por la noche, de día le grita 'puto de mierda' cuando se la cruza por la calle, acompañado de su familia o a la salida de la iglesia".