“La característica principal de un gran evento como puede ser la visita del Papa a un país, es que no es posible organizarlo desde una sola institución. Se requiere de la participación de todos los miembros de la sociedad, de sus instituciones, y también de los tres niveles de Gobierno, no sólo por su complejidad sino también por la oportunidad que plantea para el la ciudad y el país que lo acoge”. Lo dejó muy claro Benjamín Paz Vermal, un tucumano de 27 años que participó en la organización de las dos últimas Jornadas de la Juventud, que se realizaron en Madrid y en Río de Janeiro, y que fue presididas por el papa.
Paz Vermal fue convocado por la Arquidiócesis de Tucumán para contar cómo trabajaron españoles y brasileros para recibir al pontífice. El joven estuvo todo el fin de semana en distintas reuniones por separado con sacerdotes, laicos, empresarios, el Bureau de Eventos y las diferentes comisiones de la Arquidiócesis que ya están trabajando en el próximo Congreso Nacional Eucarístico que, posiblemente, concluirá con la visita del papa Francisco a Tucumán. Aunque todavía no hay una confirmación oficial de la venida de Su Santidad, el pontífice ha expresado en varias ocasiones su deseo de venir a la Argentina para el bicentenario de la Independencia, en 2016.
El lanzamiento de la preparación del congreso se realizará el 22 de junio, día de Corpus Christi.
La capilaridad de la Iglesia
“La Iglesia es una de las pocas marcas con una presencia y una penetración tan fuerte. Te vas a un pueblo perdido en África y vas a ver una iglesia, una cruz. Hay que aprovechar esa capilaridad que existe para sacar todo el potencial que tendría este tipo de evento, de visibilidad y de comunicación”, le aconsejó el joven a los integrantes de las comisiones de la Iglesia.
“El lugar para una misa con el Papa no es la fundamental preocupación. En definitiva lo que se necesita es un campo donde pueda entrar muchísima gente. Río una misa llegó a tener 3 millones personas en una misa. Lo importante es que tiene que haber un esfuerzo de planificación, que incluya diferentes áreas como logística, seguridad, transportes... En ese sentido, por ser atribución de los gobierno es necesario trabajar en conjunto”, señaló. Contó que a España le llevó tres años organizar la JMJ y a Río dos. “La diferencia de tiempo se notó muchísimo. Es un evento muy complejo y no hay tiempo para perder”, remarcó.
Los puntos esenciales, además del trabajo en conjunto y la planificación es la articulación entre los distintos estamentos. ¿Donde poner la mirada? “En trabajar en conjunto no sólo con los gobiernos y la iglesia de aquí sino también con los gobiernos y las iglesias de la región. Tucumán es una provincia muy y necesita coordinar una serie de cosas para poder solucionar todos los escollos. Por ejemplo, tendrá que pensar en poder utilizar los aeropuertos de las provincias vecinas, lo mismo ocurrirá con el transporte, la seguridad y la salud pública. Recibir al Papa debe ser un preocupación de todos”.