La agenda noticiosa de ayer contó con una exclusiva dominadora: Wanda Nara. TN, el canal de mayor audiencia, se dedicó durante horas a relatar la odisea (?) de la blonda en un aeropuerto. Lógico, arrastró a la competencia detrás del tema y casi no se habló de otra cosa. Y ardió Twitter, por supuesto. Mientras tanto, en el horario central la Televisión Pública hizo foco en el partido Banfield-Villa San Carlos.
Se sabe que la TV, de aire y de cable, mide la audiencia en tiempo real. Es lógico suponer que Wanda potenció el rating y por eso TN mandó un periodista para transmitir el caso en vivo desde Ezeiza. Finalmente, Wanda, sus hijos y el príncipe consorte Mauro Icardi salieron del aeropuerto. Fin de las maratónicas coberturas.
Las agendas que marcan los medios audiovisuales y las redes sociales suelen ser abrazos de oso. Parecen seguros y confortables, pero no hacen más que asfixiar e impiden que el oxígeno llegue al cerebro. ¿Y el periodismo? Bien, gracias. Atarse al mástil cuando suenan los cantos de sirena del rating es un desafío diario en todas las Redacciones.