PARÍS.- “Estamos aquí para declararle la guerra a Boko Haram”, dijo el presidente de Camerún, Paul Biya, durante la cumbre antiterrorista convocada por el presidente francés, François Hollande. Los participantes de la cumbre con representantes de cinco países africanos, además de Francia, Reino Unido y Estados Unidos, acordaron un “plan de acción global y regional de mediano y largo plazo” contra el terrorismo, en respuesta al secuestro el mes pasado de más de 200 jóvenes que acudían a una escuela en el norte de Nigeria por parte de la secta islámica. El grupo terrorista no sólo desestabiliza el norte de Nigeria. Boko Haram, según acordaron todas las partes, se ha convertido en un peligro para todo el continente africano. Mientras en París se discuten planes de acción, el grupo sigue sembrando terror, esta vez en Camerún, donde dos personas murieron y otras diez fueron secuestradas en un ataque contra una planta china.

La búsqueda de las 200 alumnas secuestradas, que ya cuenta con ayuda internacional, se torna cada vez más difícil. Es posible que el grupo islamita haya dividido a las jóvenes en varios grupos, pero también es factible que hayan pasado la frontera hacia Camerún. Pero también otros sectores terroristas islámicos están sembrando miedo en África. Entre los más temidos están la milicia somalí Al Shabaab, que exige la retirada de las tropas kenianas, y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que por sus actos criminales es considerada la organización terrorista con mayores recursos dentro de la red Al Qaeda. El grupo se financia con los rescates de secuestros a ciudadanos occidentales. Los especialistas presumen que los grupos extremistas cooperan cada vez más estrechamente entre sí. Sólo de esta manera pudieron ampliar con éxito su área de operaciones en África y crear un clima de inestabilidad en toda la región del Sahel hasta Somalia.

Ya en 2012, el jefe del comando estadounidense para África, general Carter Ham, advirtió: “Los vínculos entre AQMI y Boko Haram son muy preocupantes. Hay señales de que comparten no sólo el dinero y explosivos, sino también el entrenamiento”. Desde hace varios años se ven especialmente afectados por el terrorismo países como Mali, Somalia y Nigeria. Lo que estos tres países tienen en común son las tensiones étnicas y religiosas y la mayoría de su población extremadamente pobre. Los tres tienen una importancia estratégica, que los convierte un objetivo atractivo para los islamitas. Mali es importante por ser tránsito para el tráfico de drogas desde América del Sur. A través de un ruta de contrabando por el desierto llega a Europa, el principal mercado para los cárteles. Somalia tiene acceso al Golfo de Adén y al océano Índico, y Nigeria por sus recursos naturales, sobretodo los yacimientos de petróleo, es de interés para los yihadistas.

Pero, los distintos grupos terroristas tienen diferentes objetivos: Boko Haram busca derrocar especialmente al presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, y establecer una teocracia basada en una interpretación estricta de la sharia. Por eso, hasta ahora la mayoría de los ataques sangrientos se registraron allí. Al Shabaab tiene ambiciones más globales: la parte más radical del grupo no sólo quiere erigir un estado islámico en el Cuerno de África, sino tener también una participación en una yihad mundial. El riesgo, entonces, es que una gran parte de África puede quedar en manos de fanáticos dispuestos a hacer cualquier cosa para tener la región bajo su control.