Son como las personas. Si no se los cuida ni se les realiza un chequeo con alguna periodicidad, al cabo de los años comienzan a aparecer los achaques y en la vejez, estos se profundizan peligrosamente hasta el punto que pueden dañar otros, a diferencia de las primeras. Varios de los edificios con valor histórico caminan por la cuerda floja. El domingo, cerca de las 19, comenzó a desprenderse parte de la mampostería del balcón de la Sociedad Sarmiento, provocando el resquemor de los ocasionales peatones. La Universidad Nacional de Tucumán es la responsable de este histórico inmueble.
El 29 de abril pasado, alrededor de las 7, un fragmento de alrededor de una moldura del frente de la Catedral cayó sobre la vereda desde una altura de seis metros. Por suerte no hubo ninguna víctima.
En julio de 2013, se produjo una rajadura importante en el frente del edificio del ex Banco Francés, en San Martín 730, que fue vallado. En 2011, se había realizado allí la muestra de diseño Espacio DAR. En febrero de 2013, el señorial edificio cumplió 100 años; en 1922 se convirtió en la primera casa propia de la Caja Popular de Ahorros, entidad a la que pertenece actualmente.
Un destino incierto padece el inmueble ubicado en la ochava noroeste de San Martín y Maipú, donde funcionó la sucursal Tucumán del Banco de la Nación Argentina hasta 1981, cuando se cambió a su actual sede en la ochava sudeste. El viejo inmueble que fue diseñado por el ingeniero y arquitecto Domingo Selva, autor de la Casa de Gobierno y de la Sociedad Sarmiento, fue ocupado por la Dirección General de Rentas de la Provincia, hasta que ese organismo se cambió a 24 de Septiembre al 900. En 2010 se realizó un concurso de “Ideas de refuncionalización, ampliación y puesta en valor del edificio” , pero hasta el momento no han comenzado las obras. En la Caja Popular, también propietaria de esta sede, se informó que próximamente se efectuará el estudio de suelo para determinar en qué condiciones está el edificio, en el sector que da hacia la San Martín, casi junto al Banco del Tucumán, hay una pérdida permanente de agua.
En nuestra edición del domingo, dedicamos un amplio espacio a viejas casonas en el centro de la ciudad que están abandonadas y en mal estado. La mayoría son inmuebles que se hallan en sucesión y se deterioran sistemáticamente.
Esta realidad refleja la falta de una política eficaz de conservación del patrimonio arquitectónico. Si bien en el casos de las propiedades privadas, el Estado puede ofrecer asesoramiento gratuito desde el punto de vista técnico para mantenimiento y la excepción en el pago de tasas, como hace la Municipalidad capitalina, en aquellas propiedades que le pertenecen no se nota una vocación restauradora. Hace cuatro años que la valiosa sede de Maipú y San Martín espera el estudio de suelos y su reparación. ¿Acaso se esperará que el deterioro sea tan importante, que ya no pueda ser recuperada y haya entonces argumentos para demolerla?
La ex Estación El Provincial sigue destruyéndose a causa de un conflicto burocrático que ninguna de las dos partes quiere resolver. Otras ciudades, como Salta o Rosario, están orgullosas de su patrimonio arquitectónico y lo explotan turísticamente. San Miguel de Tucumán se apresta a cumplir el bicentenario de la Independencia en 2016. Lo paradójico es que es cada vez menos histórica.