Empezada la misa, ya no es el sacerdote el que se manifiesta en primer plano, porque el padre habla, y recién aparece a un costado al dar el primer paso. Es que las puertas principales de ingreso a la Catedral se mantienen cerradas debido a la caída de un pedazo de mampostería hace pocas semanas, y por eso la entrada abierta a los fieles da a la peatonal de calle Congreso.

Salvo ese detalle, nada cambió en la Catedral, y como anticipó el padre Marcelo Barrionuevo, las misas y actividades se llevarán a cabo con normalidad mientras duren los trabajos de mantenimiento y los estudios de suelo a cargo de los especialistas de la Facultad de Ingeniería de la UNT.

Sin embargo, los miedos en la zona se incrementaron ayer cuando nuevamente se desprendió una parte del suelo del balcón de la Sociedad Sarmiento, ubicada a metros de la Catedral, también por el “Paseo Histórico”. “Esto es algo antiquísimo. La provincia se asienta en una gran planicie aluvial que surge en la zona del corte, con ríos y arroyos que bajan de la Sierra de San Javier. Eso se vino consolidando a lo largo de miles de años, formando un gran macizo sedimentario surcado por aquellos ríos que debido a la urbanización, quedaron enmascarados. Sobre ellos se construyó, entonces ahora estamos viendo las consecuencias”, explicó el sismólogo Luis Suayter.

El especialista recordó casos como los del edificio de la Maternidad, del colegio Tulio García Fernández, el Banco de la Nación. “Todas las bóvedas de los bancos del microcentro tienen problemas de agua. Igual que el Cementerio del Oeste. Se trata de una serie de vías de aguas subterráneas que están en el microcentro de la ciudad y La Catedral no es ajena a ella. El suelo ahí es muy heterogéneo”, explicó.

El especialista profundizó en el tema al explicar que debido a una falla regional, el río Salí se acercó mucho a la ciudad. “Hubo una migración y por satélite al problema se lo ve perfectamente”. Para Suayter la clave estará en frenar la deforestación. “Es algo ya pavoroso con todos los countries y la urbanización de Yerba Buena. ¿Entonces qué quieren? El problema surge abajo”, avisó.

La combinación de accidentes tectónicos que afectan al cono y la erosión de ríos subterráneos se volvieron una causal fundamental. “Se trata de hechos que ponen en peligro los cimientos de los grandes edificios de la ciudad, que es lo que está pasando ahora”, sintetizó Suayter.