Todo sucede a un mismo tiempo. Adabel Guerrero se frota frenéticamente un aceite para lograr un tono más bronceado en su piel. Dolores Barreiro termina de ajustarse las bucaneras alrededor de sus piernas infinitas y se ofrece a pasar la loción por la espalda de Adabel. “¿Adónde puedo fumar un cigarrillo?”, pregunta Lara Bernasconi desde una esquina, y luego sortea el salón en tres zancadas para perderse en la llovizna de la noche. Una de las modelos de la agencia New Face se para en el medio del salón e inquiere: “¿alguien tiene chicle?”. Laurencio Adot le toca un hombro. “Chicle no, lo que tenés que pedir es vodka”. Todos escuchan la broma. Todos ríen.
La carpa en la que se cambiaron las figuras del desfile que inauguró la temporada turística de Las Termas de Río Hondo fue un reflejo de lo que sucedería más tarde en la pasarela: había tanta sensualidad como entusiasmo. Lo hubo pese a que durante toda la tarde -el evento se realizó el viernes- no paró de llover. Pero el show desafió al agua y se terminó imponiendo. Bajo paraguas de distintos colores, decenas de personas se congregaron frente al escenario y aplaudieron el acto protocolar encabezado por la gobernadora de Santiago del Estero, Claudia Zamora, y Mirtha Legrand; y, más tarde, el desfile organizado por Francisco y Roberto Pérez Názar en el que Adot presentó “Believe”, su última colección.
Antídoto contra la lluvia
La noche había empezado fuera del escenario. Poco después de las 20, las puertas de uno de los ascensores del hotel Amerian se abrieron y de él bajaron Adot, Barreiro, Bernasconi y Roberto Funes Ugarte, encargado de conducir el desfile. Primero lo primero: antes de atender al enjambre de medios que los aguardaban, las figuras posaron para las cámaras de sus propios celulares. “¡Sáquenme de nuevo que la foto salió movida!”, reclamaba el diseñador de alta costura, ante la mirada fascinada de algunos huéspedes. Pero la verdadera conmoción, el real estruendo de flashes, ocurrió cuando Legrand descendió al hall. Lentes y micrófonos la rodearon automáticamente y, a la par, varios curiosos intentaban una foto, un autógrafo, unas palabras de la diva. “Estás hermosa, ‘Chiquita’”, “es precioso tu vestido”, “gracias por venir”, la elogiaban hombres y mujeres. “¿No se cansan de verme?”, les respondía Mirtha. Era, por supuesto, una pregunta retórica: minutos después, desde su asiento vip en el acto oficial, la conductora diría que considera a Santiago del Estero su segunda casa y que volverá siempre a Río Hondo, aún si no la invitan.
Tras la ceremonia, la comitiva política escoltó a Legrand hasta el casino del Amerian, donde fue la encargada de tirar la primera bola de la ruleta. “Es difícil hacer esto, ¿eh?”, expresó, y arengó a quienes la rodeaban a que hicieran sus apuestas. Ella le jugó al 15, pero la suerte no estuvo de su lado y la bola cayó sobre el 10. Divertida, la conductora jugó varias veces más.
Ya sin Mirtha, las actividades siguieron con el desfile de la agencia New Face. La simpatía de Funes Ugarte fue un claro antídoto contra el mal tiempo y resultó tan aplaudible como la esbeltez de las modelos. Una coreografía que mezclaba tango y acrobacias en tela abrió el show y a esta le siguió un sensual cuadro de bachata a cargo de Guerrero y Joel Ledesma, quien fue su compañero en “Bailando por un sueño”. El modelo Hernán Cabanas fue el preferido del público femenino.
Tras varias pasadas con ropa de casas santiagueñas y tucumanas, la colección de Adot cerró el evento. Los brillos, las transparencias y los detalles gauchos se desplegaron orgullosos sobre el escenario, ajustados a los cuerpos de Barreiro y Bernasconi. La lluvia de papelitos plateados con la que se despidieron los famosos superó a la otra, la que caía del cielo, y de la que, a esa altura, ya nadie se acordaba.