La tira se llama La regla. Una mujer le pregunta a otra si tiene ganas de ver una película. Y la invitada responde que sólo ve filmes que cumplan tres requerimientos. Primero, deben aparecer al menos dos mujeres (cuyos personajes tengan nombres). Segundo, ellas deben conversar entre sí. Tercero, el tema de plática no debe ser un hombre. El “comic” de Alison Bechdel no es nuevo: el año que viene van a cumplirse 30 años de su publicación. Sin embargo, lo que nació casi como una humorada tiene tanta vigencia que, según informaba ya el año pasado el madrileño diario El País, la televisión por cable de Suecia, así como algunos cines de Estocolmo, han empezado a aplicarlo para clasificar las películas sobre el criterio de la igualdad de géneros.
Es obvio que el “Test de Bechdel” no sirve para medir calidad. Lo prueba Gravedad: la protagonista excluyente y solitaria es Sandra Bullock. Pero también resuena el mensaje de Cate Blanchett, cuando recibió el Oscar en marzo por Blue Jasmine, diciendo a Hollywood que las películas con mujeres como protagonistas no son filmes de nicho. Léase, basta de sexismo.
Claro que, en un mundo donde todo puede ser peor, el test puede ser malversado para no profundizar los personajes femeninos: dos mujeres hablando sólo de recetas de cocina en cualquier filme lo harían superar el filtro. Pero dejando de lado la paranoia, una pregunta se impone: ¿las mujeres no son para Hollywood lo suficientemente inteligentes y trascendentes como para que haya más de una en cada filme; o como para que dialoguen entre ellas en caso de aparecer; o como para que no hablen sólo de hombres, si conversan? Esa pregunta incluye a Avatar, a El señor de los anillos: El retorno del rey, a Batman: El caballero de la noche asciende y a Harry Potter y el cáliz de fuego, sólo para hablar de algunas taquilleras recientes. En materia de clásicos caen en la volteada Ciudadano Kane, la primera parte de El Padrino y la trilogía original de La Guerra de las Galaxias. Según un estudio que cita ProDaVinci, sólo el 53% de las películas rodadas entre 1970 y 2013 pasan la prueba.
Si el “Test de Bechdel” revela que una de cada dos películas de Hollywood está basada sobre pautas que no se condicen con la vida real (la cotidianidad, por fortuna, es plena en mujeres que conversan entre sí y no de hombres), ¿qué modelo de mundo replica “ese” séptimo arte? ¿O qué modelo pretende?
La respuesta acaso está en la historieta de 1985. “La última película disponible para ver (por cumplir los tres requisitos) fue Alien”, dice la protagonista que enuncia la regla. “Las dos mujeres en el filme hablan entre sí acerca del monstruo”.