Insiste, vencedora/ porque tan sólo existo porque existes, / y mi boca y mi lengua se formaron / para decir tan sólo tu existencia. (Poema de Octavio Paz dedicado a La poesía)
Junto con Pablo Neruda y César Vallejo, Octavio Paz conforma la tríada de grandes poetas que, tras el declive del modernismo, lideraron la renovación de la lírica hispanoamericana del siglo XX.
El escritor y poeta mexicano nació hace 100 años, en marzo de 1914, y murió en abril de 1998. Publicó su primer poema a los 17 años y a los 23 ya se había ganado fama como joven promesa, señala Lecturalia.
Escribió “Entre la piedra y la flor” en 1941, en Yucatán, cuando era maestro. Después, la beca Guggenheim le permitió estudiar en Berkeley (EEUU). Entonces entró en el servicio diplomático mexicano, que lo llevó a destinos como París o Bombay durante casi 20 años. Durante esa época publica sus mejores obras de ensayo, como “El laberinto de la soledad” o “El Arco y la lira”. En 1968 abandona el servicio diplomático y vuelve a México, donde continúa con su trabajo ensayístico y poético.
Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre.
Poemas y ensayos
Su obra poética está plasmada en “Luna silvestre”, “Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España”, “Entre la piedra y la flor”, “Libertad bajo palabra”, “Águila o sol”, “Semillas para un himno”, “La estación violenta”, “Salamandra”, “Ladera este”, “Topoemas”, “Renga”, “Vuelta”, “Poemas”, “Árbol de adentro” y “El fuego de cada día” (selección del autor).
En prosa: “El laberinto de la soledad” (1950); “El arco y la lira”, “Cuadrivio”, “Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo”, “Conjunciones y disyunciones”, “El mono gramático”, “Los hijos del limo”, “El ogro filantrópico”, “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe”, “Tiempo nublado”, “Hombres de su siglo”, “Pasión crítica”, “Primeras letras”, “Pequeña crónica de grandes días”, “La otra voz”, “Poesía y fin de siglo”, “Convergencias”, “Al paso”, “La llama doble”, “Itinerario” y “Vislumbres de la India”.
A grandes rasgos cabe distinguir tres grandes fases en la obra de Paz: en la primera pretendía penetrar, a través de la palabra, en un ámbito de energías esenciales; en la segunda entroncó con la tradición surrealista, antes de encontrar un nuevo impulso en el contacto con lo oriental; y en la última etapa de su trayectoria lírica dio prioridad a la alianza entre erotismo y conocimiento, consigna Vidas y biografías.
En cuanto a reconocimientos, recibió los más grandes premios literarios: el Cervantes, el Nacional de Literatura, el Menéndez Pelayo, el Príncipe de Asturias y el Nobel en 1990.