A falta de 40 días para el inicio del Mundial de Brasil 2014, los frecuentes tiroteos entre policías y narcotraficantes asustan la ciudad de Río de Janeiro, que recibirá siete partidos de la máxima cita del fútbol, entre ellos la final, que se jugará el 13 de julio en el mítico estadio Maracaná. Los enfrentamientos afectan incluso a favelas incluidas en el proyecto de Unidades de Policía Pacificadora (UPP), adoptado en 2007 por la gobernación de Río para expulsar a narcotraficantes que controlaban varias barriadas, y que alcanza a 39 comunidades, en su mayoría ubicadas en las zonas turísticas y vecinas al Maracaná.

En la noche de este jueves, por caso, un violento tiroteo entre policías y delincuentes estalló en la mayor favela de la ciudad, Rocinha, y causó la muerte a un hombre y heridas a otro. La gobernación respondió: la presencia policial en Rocinha fue reforzada, con efectivos de otras UPP, del Batallón de Choque y del Batallón de Operaciones Especiales de la policía militarizada.

Una situación alarmante es la que existe en el complejo de favelas de Alemao, ocupado por la policía en noviembre de 2011, pero donde se multiplicaron los ataques criminales, que en los últimos tres días causaron heridas a cuatro agentes policías. Según el diario “Folha de Sao Paulo”, la gobernación tiene consciencia de la necesidad de “reocupar” algunas de las favelas alcanzadas por el proyecto de las UPP para frenar el avance de los narcos, pero planea hacerlo recién después del Mundial.

De ahora hasta el final de la copa, el plan es el de aumentar la presencia policial en las calles y en favelas, con el envío de tropas federales, incluidos efectivos de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad del Mundial. Pero la insatisfacción de los habitantes de las favelas ocupadas ha aumentado, ante el incremento de casos de víctimas inocentes de los enfrentamientos entre policías y delincuentes. La muerte de un bailarín en la favela de Pavao-Pavaozinho, ubicada entre los elegantes barrios de Copacabana e Ipanema, desató airadas manifestaciones contra la violencia policial.

Varios expertos opinan que el proyecto de las UPP se debilitó porque, en la mayoría de los casos, no se han instalado la mejora social prometida por la gobernación, y porque los agentes de la policía de ocupación no han logrado crear una buena relación con los habitantes de las comunidades. Según la antropóloga Alba Zaluar, existen indicios de alianza entre los líderes de las principales facciones del crimen organizado para recuperar el terreno perdido en los últimos años, y la cercanía del Mundial hace que se vuelvan más agresivos, lo que genera una reacción igualmente agresiva de la policía. “La lógica de la guerra, desafortunadamente, está volviendo”, dijo. Con ella coincidió el sociólogo Michel Misse, quien afirmó que el entrenamiento de la policía militarizada está entre las causas del ambiente de “guerra” generado en Río en vísperas del Mundial. “La policía militarizada no está preparada para las exigencias de una política de policía comunitaria. Sigue siendo preparada para conflictos”, indicó.