LONDRES.- El nadador británico Adam Walker salvó su vida gracias a unos delfines que se encontraban a dos metros por debajo del atleta.

El curioso hecho se produjo en aguas de Nueva Zelanda, con lo cual Walker tuvo a diez compañeros impensados que salvaron de su vida.  El tiburón se quedó con las ganas de devorar al atleta, ya que el grupo de delfines lo acompañó por más de una hora.

Gracias a su compañía, el británico pudo salvarse de lo que era una muerte segura. Según el portal huffingtonpost, la manada pudo haberse acercado para jugar o protegerlo, pero será una anécdota averiguar, lo importante es que salió ileso para contar su historia.