Aunque el 4-2 sonara a goleada tardía, nada le impidió festejar en grande. Es que Boca, que por momentos se floreó, no metía de a cuatro desde el 15 de agosto de 2011 (vs Unión). ¿Cómo no festejarlo?... Lo hizo ante Arsenal, que de la mano de Martín Palermo llegaba para dar la sorpresa y al final terminó siendo víctima del mejor “xeneize” edición 2014. ¿Y en lo que va de la vuelta de Carlos Bianchi? Tal vez. Lo cierto es que sin chances de pelear en el torneo de casa, este Boca tantas veces errante, ya está a un paso de clasificar a la Sudamericana.
No le quedó grande el resultado al espectáculo en La Bombonera. Para nada. De hecho, desde el minuto uno Cristian Erbes anticipó una tarde de idas, vueltas y un par de lujos: le picó la bocha su tocayo Campestrini y adornó la goleada, de entrada. Para no ser menos, el “arse” logró empatar con un bombazo que Mariano Echeverría aprovechó tras un par de rebotes. Como no podía ser de otra manera, el que tuvo que dar su toque para ir tranquilo al descanso del entretiempo fue Juan Román Riquelme, que se hizo cargo del penal por mano de Iván Marcone y volvió a liquidar a Campestrini.
En el complemento aparecieron Emmanuel Insúa, fabricando una jugada a lo “Román”, y la cabeza de Nicolás Colazo, que firmó el tercero como aquella vez ante Unión. Antes del grito de Julio Furch, el penal que acertó Emmanuel Gigliotti fue merecido porque ayer Boca, tras mucho tiempo, volvió a marcar la diferencia.