CIUDAD DEL VATICANO.- Al término de la eucaristía, el Papa Francisco agradeció a los participantes de la "fiesta de la fe", como nombró a la canonización de dos papas. Representantes de 120 delegaciones, con 24 jefes de Estado, saludaron al Pontífice después de la ceremonia.
La delegación argentina estuvo encabezada por Julián Domínguez, presidente Camara Diputados y el canciller Hector Timerman.
Entre los jefes de Estado presentes se encontraba el rey de España, Juan Carlos. Entró acompañado de su esposa Sofía, quien, haciendo uso de su prerrogativa como reina católica, iba vestida de blanco, con teja y mantilla también blancas. El resto de las asistentes iban de riguroso negro.
También asistieron el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, con su esposa, Chloé; los reyes de Bélgica, Alberto II y su esposa, la reina Paula.
Para no perderse este acontecimiento, cientos de personas pasaron la noche a la intemperie a fin de poder lograr un lugar con buena visión. A las cuatro de la mañana se podía ver todavía a peregrinos durmiendo en la calle, mientras una marea humana se apresuraba ya a hacer la fila para entrar. A las 5.30 (12.30 de Argentina) se permitió el acceso a la plaza.
Ante la gran afluencia de peregrinos, voluntarios de protección civil estuvieron ya desde las 19 horas de la tarde del sábado repartiendo botellines de agua. De los 3.5000 voluntarios que participan en este dispositivo especial, cientos pasaron la noche de pie, sin descanso ni relevo. Muchos de ellos son creyentes, por lo que borran el cansancio del rostro con una sonrisa. "Es una oportunidad única estar hoy aquí", señalaba una joven ama de casa italiana, miembro de la orden de Malta.
En los hospitales de campaña instalados en el área se atendieron sobre todo casos de fatiga. "La gente está muy cansada. Y acaba mareándose con tanta gente alrededor", señaló una voluntaria de la Cruz Roja.