Y se fue, nomás, don Eliseo Verón, nuestro semiólogo “estrella”, además de sociólogo por la UBA y Doctor por la Sorbona, Francia, en donde trabajó largos años y produjo su famosa Semiosis social.
Su reconocida trayectoria intelectual a nivel internacional hizo que su regreso a la Argentina en 1995 significara algo así como un triunfo: se repatriaba en vida y volvía a producir aquí el “astro” de los estudios semióticos, el que había abierto las puertas al genial pensamiento triádico del filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce, y el que rompía con el binarismo y psicologismo de Ferdinand de Saussure.
Para la Semiótica, la reelaboración del esquema triádico de la semiosis de Peirce en su teoría de la discursividad implicó comprender eso que llamamos “realidad” como algo que construimos en nuestras prácticas discursivas, no como aquello que los discursos reflejan como si ya estuviera dado de antemano. Para las Ciencias de la Comunicación, sus análisis sobre lo social en el flujo comunicativo, la construcción del acontecimiento, la importancia de la materialidad en los discursos dispararon múltiples debates en cada congreso o encuentro a los que asistió.
Verdad es que no se caracterizaba por su simpatía. Su gesto adusto, sus áridas respuestas, su mirada severa eran compensados por la seriedad de sus propuestas teóricas, por la profundidad de sus indagaciones, por la justeza de sus reclamos, como aquel en el que estuvo comprometido en los últimos años: derribar la pertinencia de la división de las Ciencias entre “Sociales” y “Naturales”.
Su opción ideológica más reciente provocó que el kirchnerismo le diera definitivamente la espalda, en especial después de que declarara a favor de Clarín en la contienda judicial por la Ley de Medios, lo que le valió la denominación de “amicus curiae”.
A muchos les resultará novedoso el nombre de Verón. “Cómo contar que murió Eliseo Verón a gente que ni sabía que estaba vivo” rezaba un comentario de una periodista en Twitter.
Se cuenta así: murió el primer presidente de la Asociación Argentina de Semiótica, uno de los intelectuales que mayor impulso dio a los estudios semióticos en nuestro país. Nos hayan gustado o no sus opciones ideológicas, no podemos negar lo que su obra nos ha legado: inquietud, curiosidad, ganas de saber más.
Qué estará charlando con Laclau en estos momentos en esa otra dimensión más allá de la vida, no lo sabemos. Pero algunos, divertidos, ya nos lo estamos imaginando.