Hace poco más de cinco años, Alfredo Alcón visitó por última vez Tucumán. El teatro Alberdi fue el escenario elegido para las tres funciones de "Muerte de un Viajante", de Arthur Miller, que protagonizó junto a un elenco conformado por junto a Diego Peretti, María Onetto y Sebastián Pajoni.
Durante sus encuentros con LA GACETA, el recientemente fallecido actor se mostró reflexivo sobre su trabajo y su profesión. "A los actores nunca se nos acaba la necesidad de contar cuentos. Sobre todo cuando uno ve que el otro escucha con mucho interés. Contar cuentos es uno de los oficios más bonitos y que todo el mundo alguna vez lo ejerce. Eso no tiene fin", explicó.
"El teatro es un hecho que está vivo y busca distintas maneras de contar una historia. Eso es señal de vitalidad. En el cine un actor es un objeto pasivo, no se puede modificar la realidad. En cambio en el teatro, el movimiento del actor, no ya físico sino mental, puede cambiar toda la obra", aseguró con la lucidez que lo caracterizaba.
A sala llena y con ovaciones de pie, Willy Loman fue el último papel que interpretó Alcón frente al público tucumano, que no olvidará jamás aquellas noches de octubre de 2008.