La imposición de las manos es un gesto ritual que utiliza el sacerdote en sacramentos como el bautismo, la confirmación y de modo especial en la Eucaristía. “Se denomina epíclesis, por el cual el sacerdote invoca al Espíritu Santo en la comunicación de la gracia”, explica el padre Marcelo Barrionuevo, párroco de la Catedral.

“La imposición de las manos es un modo de expresión de oración que proviene de los dones del Espíritu Santo que Dios concede a algunas personas. También es potestad del exorcista preparado y autorizado por el obispo del lugar para el ejercicio de la liberación de malos espíritus”, ilustra el sacerdote.

Muchas veces, por extensión del sacerdocio a los fieles, los laicos en ciertas circunstancias pueden realizar la imposición e impartir el bautismo, en caso de urgencia por riesgo de muerte, por ejemplo. Barrionuevo advierte que una terapia alternativa no es de orden sobrenatural como el rito que realiza el sacerdote, además “un cristiano no necesita del reiki, en la oración encuentra lo que necesita”, dice.