Oscar de Gaetano siempre se sintió un hombre fuerte y sano. Por eso nunca se le había ocurrido realizarse -a modo de prevención- un control médico de rutina. En 2009, durante sus vacaciones con su familia, un fuerte dolor de estómago lo llevó a la consulta médica, sin sospechar siquiera que detrás de ese síntoma le descubrirían una silenciosa enfermedad que había comenzado a minarle el cuerpo: cáncer colorrectal con metástasis en el hígado. Tenía entonces 54 años.

Oscar decidió contar su historia de vida a LA GACETA para que hombres y mujeres tomen conciencia de lo necesario que es el control médico anual. “Para que no se lleven malas sorpresas, como la que sufrí yo...”, confesó con voz cascada en su charla telefónica.

- Cuéntenos cómo fue su caso.

- El médico me revisó, me dijo que era la vesícula, que debía operarme y me pidió una ecografía abdominal. Descubrió que tenía ‘algo más’ para indagar. Me realizaron tres tomografías donde aparecieron cinco nódulos (pólipos) secundarios en el colon y faltaba precisar -con una colonoscopia- cómo estaba el pólipo principal... ¡Ya se había transformado en un tumor maligno de 4 centímetros que me estaba obstruyendo el intestino grueso!

- El mal estaba avanzado...

- Sí. La noticia me impactó y lamenté -muy tarde- no haberme hecho algún control médico a los 50 años ... Vivía para mi trabajo, manejando camiones (tiene una empresa de transporte en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires). En menos de dos semanas me sacaron la vesícula y me cortaron unos 10 centímetros de intestino para extirpar la parte afectada y luego me reconectaron el intestino. También me sacaron de la zona cuatro ganglios para evitar que el cáncer se disemine por el torrente sanguíneo. Durante cinco años soporté el tratamiento con quimioterapia...

- ¿Se frenó la enfermedad?

- Venía bien, pero luego sufrí un retroceso cuando me quedé sin drogas...

- ¿Sin drogas? ¿Por qué?

- Porque IOMA, mi obra social, no las podía conseguir, eran importadas y muy caras... Me programaron otra cirugía porque tenía metástasis en el hígado, pero me abrieron y me cerraron porque mi hígado estaba muy graso de tanta droga que me dieron... El 11 de enero de este año mi obra social me empezó a dar la nueva droga Regorafenib que autorizó la Anmat para casos como el mío. Es una de las llamadas pastillas “inteligentes” porque atacan sólo las células malas. En estos cuatro meses comencé a sentirme mejor...

- Ahora se dedica más a cuidar su salud...

- La quimioterapia me bajoneó bastante. Sin embargo, cada mañana pienso en mi familia, en mis tres hijos y cinco nietos... Acomodo mi cabeza, mis pensamientos para seguir haciendo cosas, para olvidarme de mi enfermedad y darle para adelante... Por eso sigo en actividad. Me bajé de los camiones, ahora los manejan los choferes, pero yo hago el resto del trabajo... Reconozco que no tengo tantas fuerzas, que ya no soy el de antes pese a que bajé 30 kilos. Trabajo todos los días pero sin hacer tareas que impliquen gran esfuerzo. Además, siempre cumplí -y lo sigo haciendo- con los tratamientos , controles, análisis, y demás indicaciones de los oncólogos... A la nueva droga le tengo una fe bárbara (enfatiza esperanzado).

- Dicen que los hombres son más temerosos que las mujeres para a las enfermedades ¿qué les puede decir?

- Que a partir de los 50 años -o antes- se hagan un control médico anual. El cáncer es silencioso al comienzo. Cuando aparecen los síntomas ya suele ser tarde. Es verdad que los hombres, por lo general, le tenemos miedo al control de próstata y de colon. La colonoscopia se hace con anestesia suave, no molesta ni duele. No hay que esquivarles: diagnostican a tiempo situaciones que pueden revertirse, curarse... Lamentablemente, no es mi caso.