En una economía previsible, una devaluación de la moneda de uso legal respecto del dólar genera una adecuación del mercado interno. De este modo, se alcanzan mejoras de los ingresos en las diferentes actividades productivas y financieras del país. En el caso de la Argentina, la depreciación del peso debió haber desembocado, o debería desembocar, en beneficios. Y en una visión más local, las economías regionales debieron, o deberían, recibir buenas señales de recuperación, sobre todo cuando se trata de negocios agroexportadores.

Las perspectivas de distintos segmentos de la producción de Tucumán se centraron en que la disminución del valor del peso incidirá, hasta el momento, de manera dispar, debido a los incrementos de los costos internos que tengan origen en la medida monetaria. “Hasta este momento no hay evidencia estadística, objetiva y precisa de cómo impactó esta devaluación en las producciones tucumanas. Pero la historia de la devaluaciones en Argentina, especialmente cuando no se corrige el déficit fiscal que genera emisión monetaria, y de acuerdo a la información que estamos recogiendo, lo más probable es que el efecto sobre los próximas cosechas sea neutro, ya que se avecinan importantes aumentos salariales, de combustibles y de la energía”, explicó a LA GACETA Arquímedes Carrizo, consultor productivo.

“Lo importante no es la devaluación nominal, sino si el tipo de cambio real vinculado a las producciones agrícola y agroindustrial de Tucumán mejoraron efectivamente ante el mayor valor de la divisa”, añadió.

El operador comentó, en esa línea, que los insumos han aumentado siguiendo la devaluación. “Por todo ello, es muy importante que los productores y el Gobierno estén muy atentos, para que el fuerte atraso cambiario que afectaba a las producciones, se modifique positivamente para los productores”, insistió Carrizo.

El Banco Central (BCRA) salió a marcar terreno en el mercado y ha proyectado una devaluación anual del 30% y, posiblemente, un poco menos en los contratos a futuro. Ello marcará la pauta oficial. En los segmentos agroindustriales afirmaron que esperan que el nuevo valor del dólar “entre en carrera”, aunque coincidieron en que el incremento de los insumos repercutirá de forma negativa en los efectos de la desvalorización del peso.

¿Como influyó la devaluación en las actividades productivas? “En primer lugar, quienes tenían stock de productos y operaron de forma inmediata se beneficiaron con la medida del Gobierno nacional: produjeron con un costo y vendieron a un nuevo valor, como es el caso de las producciones de granos y citrus. Pero para los que están en proceso productivo, hay que analizar situaciones como la liquidez o el crédito, las tasas de financiación, los incrementos de insumos como el gasoil, el flete, la mano de obra, entre otros”, explicó Sebastián Robles Terán, presidente de la Sociedad Rural de Tucumán (SRT). Por su parte, el productor y vicepresidente de Cañeros Unidos del Este (CUE), Marcelo Fernández, se mostró optimista ante la proximidad de la nueva campaña. Aseguró que el impacto “dispar” de la devaluación en la actividad azucarera podrá ser a raíz de que hay variables que mejoraron, como el precio del azúcar, tanto en el mercado interno como la de la cuota “Moreno”. Este último producto, que pactó el Gobierno nacional con la industria, superó los $ 75 (la bolsa de 50 kilos) y podría rondar los $ 200. En tanto, el producto para consumo en la plaza interna se comercializó por arriba de los $ 250, alcanzando los $ 280 en algunos casos, según fuentes del sector. “Las perspectivas son alentadoras. Pedimos en momentos de retraso cambiario un dólar diferencial (de $ 7 u $ 8) para que la bolsa de exportación supere los $ 90. Hoy hablaríamos de una bolsa de $ 120 o más”, agregó Fernández.