Correcciones al modelo, consolidación a la europea o, simplemente y sin eufemismos, ajuste. Al Gobierno nacional no le queda otro camino que recorrer, después de la tormenta cambiaria desatada en enero, señala el economista Javier Milei, coautor del libro “Política Económica contrarreloj”. El experto, que ayer acompañó a Ricardo López Murphy en la conferencia organizada por la Fundación Federalismo y Libertad, sostiene que la devaluación y el incremento de las tasas de interés, por parte del Banco Central, le han permitido a la economía ganar aproximadamente seis meses antes de tomar las medidas de fondo que, a su criterio, no es más que corregir el déficit fiscal y que, este año, puede representar siete puntos del Producto Bruto Interno. “Consecuentemente, es clave establecer qué hará el ministro (Axel) Kicillof, porque hoy la pelota está en su cancha y es inexorable que haga un ajuste fiscal”, plantea.
En ese aspecto, Milei advierte que hay que seguir con detenimiento si el Gobierno abandona la política de alentar la emisión monetaria. “Esa emisión se alimentó porque al Estado no le quedaba otro camino de financiamiento para el desequilibrio fiscal”, argumenta. Las otras vías para captar dinero están casi agotadas. “No puede ir hacia el default, ni tomar deuda. Entonces opta por cobrar un impuesto inflacionario”, completa.
Milei agrega que si el Gobierno asume un plan creíble para los agentes económicos, la consecuencia será una reducción -sin costos- de la inflación. “Si no lo es -indica-, al costo lo pagás en términos de actividad. Y si no anuncias medidas, será peor”.
Milei cree que aquel ajuste no necesariamente debe ser recesivo. Y que debe arrancar por una transferencia de subsidios de sectores que hoy lo gozan y tienen un relativo nivel elevado de ingreso hacia otros menso pudientes. “Además, con esta medida, el Gobierno lograría que la franja de ingresos altos no compren dólares y bajar, así, potenciales corridas cambiarias”, finaliza el economista.