El paso del tiempo es el principal obstáculo para avanzar con la investigación. Los ocho años que pasaron desde que mataron a Paulina Lebbos son el escollo central para el fiscal Diego López Ávila, que se hizo cargo de la causa en junio del año pasado luego de que Carlos Albaca se apartara.
“El paso del tiempo impide que podamos analizar las larvas levantadas en lugar del hallazgo del cuerpo. Eso nos permitiría saber si el cadáver fue removido”, ejemplificó López Ávila en una entrevista concedida a LA GACETA.
- ¿Con qué se encontró cuando recibió el expediente?
- Con una causa abultada, con muchísima información, como los datos de la mayoría de los remises y taxis de Tucumán y los nombres de sus conductores. Después las distintas hipótesis, que no eran ocho, sino unas 200. En los inicios Paulina era como un fantasma. Decían haber visto a una mujer parecida a ella en distintos puntos de la provincia. Había que procesar toda esa información.
- ¿Qué surgió de ese procesamiento?
- El tema es que muchas de esas pistas no se habían cerrado ni agotado. Entendí que había que hacer una lectura pormenorizada del expediente. Había un muchacho que decía que había visto a Paulina caminando por Alderetes, otro que la había visto en la zona sur de la ciudad. Se intentó mirar hacia atrás y conocer con profundidad qué es lo que pasó desde el punto de vista físico, es decir con quiénes estuvo, como desde el punto de vista tecnológico tratar de hacer un seguimiento a través del celular de ella.
- Pero la primera pista que se profundizó fue la de la fiesta en El Cadillal...
- Los primeros testigos que aparecieron hablaron de la pista El Cadillal, la cual hasta hoy se trata de investigar con profundidad. Se están por peritar algunos elementos levantados en el lugar para confirmar o no lo que inicialmente se dijo: que la vivienda en la que supuestamente ocurrió el hecho fue construida con posterioridad al crimen. De esa manera, confirmar o no la presencia de la víctima allí.
- Los primeros imputados por el crimen, ¿derivaron de esa parte de la investigación?
- Con posterioridad llegaron los informes telefónicos, que fueron los datos más objetivos y certeros en la causa. Fue la primera vez que la información no surgía de interpretaciones subjetivas de testigos, sino que venía de un informe expedido por una multinacional que dice cómo fue el tráfico del IMEI del teléfono de la víctima. A mi entender, eso es una prueba objetiva con una relevancia importantísima, porque nos dio un punto desde el cual salir a investigar con pies firmes.
- ¿Cuáles son las pruebas contra los acusados del crimen?
- Obviamente sobre ambos pesa el principio de inocencia hasta que no haya una sentencia condenatoria firme, pero entendemos que han participado de una u otra forma en el hecho que diera muerte a Paulina. Nuestra función es reforzar ese grado de sospecha o debilitarlo. La víctima no usó el celular desde que ingresó al boliche hasta las 10.25, cuando se hace una consulta de saldo. El llamado lo toma una antena ubicada en avenida Independencia al 1.200. El chip de Maximiliano Gallardo es colocado a los 40 minutos y eso es tomado por la misma antena. Y el de Luis Gómez es tomado por una antena subsiguiente a esa, es decir que hablamos de la misma zona. A su vez, el teléfono que sería de Gallardo se comunicaba con el que usaba Gómez.
- ¿Qué pasó con las pericias científicas?
- En el cuerpo de la víctima había cinco cabellos. Las conclusiones primarias determinaron que era imposible extraer ADN nuclear, que es el que usualmente se utiliza. El fiscal anterior ordenó una prueba de ADN mitocondrial. En dos muestras se pudo conocer la línea ascendente materna. Es decir, había dos pelos de dos personas distintas a Paulina. El resto de las muestras que había en la causa, colectadas en distintas medidas, fueron analizadas por un equipo interdisciplinario de Gendarmería Nacional. La semana pasada nos llegó el informe con las pericias recomendadas para cada una de las muestras, y ese será el próximo paso.
- También avanzaron con el posible encubrimiento del caso.
- Requerimos la prisión preventiva de quien era jefe de la Regional Norte (Héctor Brito) y del ex subjefe de la Policía (Nicolás Barrera). Personal de Vialidad confirmó que no advirtieron la presencia policial o rastrillaje que supuestamente estaban consignados en la causa. Personal policial sindica a Brito y a Barrera, relacionándolos con algún tipo de actividad ilícita. Fueron detenidos, pero el juzgado de Instrucción de la III° Nominación (a cargo de Francisco Pisa) rechazó la prisión preventiva.
- ¿A quién encubrieron?
- La imputación es en relación a la alteración de pruebas. Posiblemente para la gente, en el sentido vulgar de la palabra, piensa en alguna vinculación con el autor del crimen. El código Penal prevé distintas circunstancias. Una es la de encubrir al autor y otra es la de alterar pruebas posibilitando lo que pasó, ocho años sin llegar a una respuesta valedera. Esto último es lo que se les imputó, que se alteraron informes policiales, declaraciones testimoniales, rastrillajes. Brito se instaló en la comisaría de Raco y dio indicaciones de cómo se redactarían las actas, falsificaciones de firmas e instrucciones de la superioridad, que hasta lo que tenemos alcanza a Barrera.
- ¿Cómo seguirá la causa?
- Como fiscal tengo la obligación de agotar hasta las últimas instancias todas las vetas o los indicios que se hayan encontrado, para no dejar nada librado al azar. No sólo buscar a los posibles autores, sino desechar cualquier posibilidad de que podrían haberse dado otras circunstancias.
- ¿Cree que llegará a la verdad?
- Soy consciente de que es muy difícil, pero vamos a hacer lo posible. Y en mi interior, estoy convencido de que estamos cerca, de que llegaremos a saber la verdad de lo que pasó con Paulina. Eso el tiempo lo dirá, pero creo que vamos por buen camino.