Sobre gustos no hay nada escrito. El dicho popular se manifiesta en las diversas maneras de preparar el mate en bombilla. Dulce, amargo, con cáscara de naranja, con café, con miel o con hierbas... Respecto de estas últimas, los tafinistos son expertos: la flora que crece en su entorno no sólo sirve para dar un gusto especial a las infusiones que preparan. Además, los lugareños suelen aprovechar las propiedades medicinales de los yuyos del cerro.

En la granja ancestral Guiados por la Pachamama (establecimiento ubicado sobre la ruta 307, a 200 metros de El Cristo Redentor), vive la pareja formada por Roberto Vicente Fernández y la neozelandesa Christina Hawley. Desde el año 2000, ambos gestionan la granja, que consta de una cabaña con huerta. “Su abuela curaba con hierbas medicinales y él (Fernández) quiso recuperar la tradición”, relata Hawley con el español típico de los anglohablantes. Su marido, mientras, lleva a un grupo de turistas a recorrer el proyecto.

“Secamos las plantas en una terraza a la sombra, como se hacía antes. De esa manera estas mantienen el color original, el aroma y los aceites esenciales. A veces, para acelerar el proceso, algunos usan hornos, pero de esa manera se pierden cualidades”, detalla Fernández (foto) al tiempo que camina por los “sukres” (terrazas verdes) que tiene en su propiedad y se dispone a mostrar algunas hierbas usadas habitualmente como “aderezo” para el mate.

Final con muña muña

El cedrón es la primera de la lista. Es digestivo, funciona como tónico cardíaco y sirve para apaciguar los nervios. Al mate le da un gusto cítrico. El té andino (que también se conoce como burro) es empleado para combatir la acidez, los cólicos y las digestiones lentas. El sabor es similar al de la menta. El arcayuyo también es una buena alternativa para problemas estomacales. El tilo, ya se sabe, sirve como relajante y para atacar al insomnio. Algo similar logra la manzanilla, que en principio surte efectos sedativos. Estas dos últimas tienen sabor dulce y perfume floral.

Fernández deja para el último la célebre muña muña o simplemente muña, cuyo sabor asimismo remite a la menta. Según el dueño de la granja, esta hierba ayuda a sobrellevar el mal de altura o apunamiento. “Contrariamente a lo que dice la creencia popular, no es un afrodisíaco, sino que mejora la circulación de la sangre”, explica Fernández.

Terminado el paseo por la huerta, su propietario recomienda no hervir el agua al momento de hacer el mate. Este requisito básico del buen cebado permite mantener los atributos de las hierbas. Fernández recomienda añadir tres cucharadas soperas al cargar el mate, aunque la cantidad de yuyos también depende del gusto del consumidor.