Un pequeño velero atracó en las Islas Caimán con unos 30 refugiados cubanos a bordo. Los pasajeros, provenientes de la localidad de Manzanillo (en la provincia suroccidental de Granma) esperan llegar a Honduras. En el grupo hay desde adolescentes hasta jubilados. Todos decidieron abandonar la isla a causa de las condiciones económicas en Cuba, y se quejaron de que las recientes reformas de apertura al sector privado no han sido implementadas en las zonas alejadas de la capital, La Habana. Después de anclar en East End, en la isla de Gran Caimán, fueron provistos de suministros y continuaron viaje.

Hay un acuerdo entre Cuba y las Islas Caimán, firmado hace más de una década. A los barcos de inmigrantes cubanos se les permite pasar a través de las aguas de Caimán, siempre y cuando no se queden allí ni se les brinden asistencias especiales.

Funcionarios de las Islas Caimán informaron que un número cada vez mayor de cubanos surcan sus aguas territoriales. Pero no llevan estadísticas oficiales en cuanto al número ni a las características de las embarcaciones.

Lo que viene

Muchos cubanos temen que posibles cambios en las leyes de inmigración de Estados Unidos dificulten más adelante su entrada en ese país. A través de embarcaciones improvisadas o de lanchas rápidas operadas por contrabandistas, quienes intentan huir de la isla viajan con frecuencia por las aguas de las Islas Caimán, territorio británico situado a menos de 100 kilómetros al sur de Cuba.

La ruta brinda vientos y corrientes marinas favorables para los migrantes cubanos. El objetivo de ellos es tocar tierra en las costas de Honduras. Desde allí emprenden un largo viaje por rutas, caminos vecinales o por la selva hasta llegar a la frontera de Estados Unidos con México.

Está claro que el número de migrantes es menor al acumulado a mediados de la década de 1990, cuando decenas de miles de cubanos huyeron hacia la Florida en barcos y cientos lo hicieron por las Caimán. No obstante, las condiciones en las que viajan son similares y de allí que se mantiene el apelativo que los distingue desde hace décadas, cuando el Fidel Castro y la Revolución implantaron un sistema de Gobierno socialista en la isla: balseros.