Cambios de mando en la directiva, resultados adversos e inesperados y ausencia de una identidad en momentos clave de los partidos: Barcelona llevó los problemas de sus oficinas al campo de juego y hoy atraviesa su momento más crítico en la era de Gerardo Martino.

El equipo azulgrana cayó 3-2 ante el Valencia el sábado, rompió una seguidilla de 31 partidos al hilo sin perder como local y abrió la puerta para Atlético Madrid lo desaloje de la cima.

“Este es un vestuario muy ganador y cuando no se gana se siente mal. Es importante que nos duela. A un vestuario que quiere lograr cosas le debe doler perder cualquier punto en juego”, sostuvo Javier Mascherano en declaraciones a “Barça TV”.

Se trata de un equipo que en apenas un mes de 2014 perdió a su presidente, involucrado en un escándalo contractual, y que ya dejó siete de los últimos 12 puntos disputados en la liga en el camino.

Para el momento actual de la temporada se esperaba que la identidad de juego impuesta por Martino se viera ya reflejada en el campo de juego. Sin embargo, Barcelona, aun con su plantilla casi completa, no termina de mostrarse sólido, sufre problemas de todo tipo en las jugadas de balón parado en contra y ya no puede reposar en las atajadas salvadoras de Víctor Valdés.

Barcelona todavía no terminó de apagar el incendio tras la polémica por la compra de Neymar (hoy lesionado) y la renuncia del ex presidente Sandro Rosell. Incluso, la falta de resultados acentuaron los murmullos sobre la inestabilidad y hasta se llegó al foco de conflicto entre una parte de la plantilla y la afición. Ahora será responsabilidad de Martino convencer a un plantel exitosa de alcanzar la gloria por un nuevo camino. Los catalanes tendrán que capitalizar las alarmas actuales con inteligencia para poder celebrar en mayo.