SAN JOSE.- El aspirante del oficialismo a la presidencia de Costa Rica lidera por un estrecho margen las preferencias para las elecciones de mañana, pero algunos errores de campaña y escándalos en el Gobierno podrían forzarlo a enfrentar una segunda vuelta con su rival de la izquierda.

Johnny Araya, ex alcalde de la capital, San José, ha mantenido una plataforma para la reducción de la pobreza en el país centroamericano, cuyas principales industrias son el café y el turismo. En las últimas semanas aventaja a sus rivales tras señalarlos como radicales.

Su contendiente más cercano, el legislador izquierdista José María Villalta, ha advertido que elevará los impuestos a las empresas para combatir la creciente desigualdad de ingresos, y que controlará el endeudamiento y promoverá leyes anticorrupción más duras.

Araya ha buscado distanciarse del Gobierno de la presidenta Laura Chinchilla, sacudido por escándalos. “Hay deficiencias, hay errores que corregir, y los vamos a corregir. Pero sin hacer experimentos. Costa Rica no quiere extremismos, ni de la izquierda ni de la derecha”, dijo en su último mitin.

De triunfar Araya, su Partido Liberación Nacional ganaría un tercer mandato presidencial consecutivo por primera vez desde la década de 1940, pese al descontento popular. Pero el complicado panorama político apunta a que el eventual ganador deberá gobernar con una Asamblea Legislativa dividida.

Además, errores durante la campaña de Araya (subestimó el precio de la leche en una entrevista) lo han hecho ver como si estuviera fuera de contacto con los votantes.

En Costa Rica el desempleo aumentó a la par de una deuda pública que hoy supera el 50% del Producto Interno Bruto. (Reuters)