La investigación del asalto se manejó bajo la mayor reserva. Dos niños, uno de cinco y otro de siete años, habían sido maniatados con alambres y el golpe se había dado en el corazón de Barrio Norte. Por eso, pocos sabían que el pasado 22 de enero a las 9.15 dos asaltantes entraron por la puerta principal de un lujoso edificio ubicado en Monteagudo al 600, que subieron hasta el departamento en el que vive el gerente de una empresa inmobiliaria y que -según aseguró la víctima- robaron $ 20.000 en joyas y dinero.
El empresario pidió que se preserve su identidad por temor a que su familia o él pudieran sufrir represarias por parte de los asaltantes. Pero, aún así, dialogó con LA GACETA. “No quiero que se publique mi nombre porque es evidente que estas personas (por los asaltantes) conocen todos mis movimientos. Con lo que pasó desconfío de todo el mundo. Más aún cuando en el edificio tenemos un servicio de seguridad tanto adentro como afuera de la propiedad”, explicó.
Según el empresario, el día que se cometió el robo su esposa y él se habían ido del departamento minutos antes de que llegaran los asaltantes. “Los chicos habían quedado con la empleada. Estos sujetos llamaron a la puerta y cuando el mayor de mis hijos fue a atender y preguntó quién era, le dijeron que los había mandado para que hicieran una reparación en el departamento. Por eso les abrió la puerta”, afirmó.
Cuando los asaltantes lograron entrar, sacaron las pistolas que tenían escondidas y amenazaron al niño. Luego buscaron al otro niño y a la mujer que los cuidaba y los redujeron a los tres. “A los chicos los encerraron en el baño. Les enroscaron los pies y las manos con una sábana para que no se lastimaran al atarlos con alambre. Después hicieron que la empleada les muestre la casa y después la maniataron con los alambres que habían traído”, continuó el empresario.
De acuerdo con la declaración del gerente, los asaltantes entraron al edificio con una valija de viaje. Incluso el portero les abrió la puerta principal y estuvieron en su casa entre 20 a 25 minutos. “Es sorprendente la impunidad con la que se movieron. Estuvieron tranquilos y ni siquiera se llevaron un electrodoméstico. Buscaban otra cosa, no sé qué se imaginaban que iban a encontrar”, agregó.
Al terminar el robo, los asaltantes salieron por la entrada principal del inmueble y, junto a la valija con la que habían entrado, llevaban un baúl de juguete de uno de los niños. Pero, al parecer, no despertaron sospechas y pudieron fugarse sin inconvenientes. Las cámaras de seguridad de la entrada del edificio -siempre según la versión de la víctima- registraron todo lo que ocurrió pero no filmaron con nitidez la cara de los sospechosos.
Los niños y empleada resultaron ilesos. Y el caso quedó en manos de la división Robos y Hurtos de la Policía, a cargo del comisario Miguel Gómez.
¿Una misma banda?
Los robos a empresarios fueron una constante en el comienzo del año. Y, según se sospecha, estarían siendo ejecutados por un mismo grupo de asaltantes. La madrugada posterior a este robo Héctor Nuñez, dueño de una reconocida pinturería, fue sorprendido con su esposa por dos ladrones que entraron a su casa, ubicada en Barrio Sur, y los golpearon con pesas para robarles $ 10.000. Y, a principio de mes, el dueño de una empresa de seguridad también había sido víctima de un asalto con el mismo modus operandi.