La Iglesia Católica pidió a los ladrones que devuelvan un relicario que contiene sangre del difunto Papa Juan Pablo II y que desapareció durante el fin de semana en lo que denominó un “robo vil y sacrílego”.
El relicario de oro fue sustraído de la pequeña iglesia de San Pietro della Ienca, en las montañas del este de Roma, adonde el Sumo Pontífice solía escaparse en secreto de las presiones del Vaticano para caminar o esquiar.
“Apelo a aquellos que llevaron a cabo este acto deplorable”, dijo el arzobispo de la ciudad de L’Aquila, Giuseppe Petrocchi, en una carta a los católicos locales el lunes por la noche. “Devuélvanlo”, agregó.
Muchas iglesias católicas cuentan con relicarios, contenedores generalmente pequeños y ornamentados que portan reliquias, en algunos casos partes del cuerpo de figuras veneradas por los fieles. El relicario robado contenía un pedazo de tela bañado en sangre, posiblemente de la sotana que Juan Pablo II llevaba puesta el 13 de mayo de 1981, cuando recibió un disparo durante un intento de asesinato, dijo a Reuters la oficina de monseñor Slowomir Oder, funcionario a cargo de la causa de santidad del Pontífice.
La oficina de Oder no pudo especificar cuántas reliquias con sangre de Juan Pablo II existen, pero dijo que son erróneos los reportes de medios italianos que indican que sólo hay tres en el mundo.
Franca Corrieri, custodia de la iglesia, dijo a Reuters que había descubierto una ventana rota el domingo por la mañana y que había llamado a la policía.
Al entrar en la iglesia de piedra, la policía halló que habían desaparecido sólo un relicario de oro y un crucifijo, a pesar de que los ladrones habrían tenido tiempo para llevarse otros objetos porque el robo se produjo durante la noche.
Esto llevó a pensar que los ladrones habrían actuado por encargo o que tendrían intención de pedir un rescate por lo robado.
Juan Pablo II, cuyo pontificado duró 27 años, será santificado en Roma en mayo, lo que significa que el relicario se convertirá en un objeto más llamativo y valioso.