Son un grupo, pero actúan por separado. Cada uno se para en la soledad más absoluta frente al micrófono y desnuda sus sensaciones, dudas, contradicciones y miedos sobre el escenario, buscando empatía y risas. Tres de los integrantes de “Señales de humor” vuelven a Tucumán, con el desafío de reencontrarse con un público que concurre cada vez con más frecuencia a los espectáculos de stand up, para verse identificados en las historias que se cuentan.
“Este es un género de opinión, donde cada uno tiene un estilo propio en base a sus experiencias y puntos de vista. Es un género de humor urbano, que toca temas de la vida cotidiana, comunes a ciudades grandes y chicas. Luego aparecen las particularidades y las características propias del lugar de origen del monologuista, porque si bien se tocan temas universales, las referencias locales siempre son muy festejadas por el público”, afirma Germán Ven, en una entrevista con LA GACETA, desde Chile.
Junto a él vendrán Gabriel Gómez y Gustavo Valiente, quienes dictarán un taller de tres días desde hoy, con la ayuda de El Club de la Comedia (informes en Chacabuco 77, primer piso), y actuarán mañana y el viernes a las 22, en El árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435).
- ¿En qué estado se encuentra el stand up argentino?
- Está en su mejor momento, cada año hay más espectáculos, más escuelas enseñando el género y más espectadores consumiendo este tipo de shows. Su estado de ebullición y la facilidad para montar un espectáculo (no es necesaria escenografía, vestuario, ni dirección y tiene mínimos requerimientos técnicos), hace posible que se empiece a desarrollar en distintas provincias.
- De su origen norteamericano, ¿surgió algún subgénero latinoamericano? ¿Nos diferenciamos de ese modelo en algo, o lo tratamos de imitar?
- Recién se está comenzando a desarrollar, por lo que todavía nos queda mucho terreno por recorrer y temas por explorar, para pasar de los temas simples y cotidianos a los de mayor más profundidad, como políticos o de crítica a las instituciones. Cuando hablamos de la realidad socioeconómica que nos toca vivir, se va generando una identidad. En Estados Unidos, por ejemplo, hay gran cantidad de humoristas negros que hablan de las diferencias con los blancos, una realidad que no aplica en nuestro país, donde podríamos hablar de diferencias de clases. No se busca imitar a nadie, aunque sí tenemos como referentes a los grandes comediantes de ese país, como George Carlin, Bill Hicks, Richard Pryor o Jerry Seinfeld. También recibimos la influencia de los capocómicos locales como Enrique Pinti, Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle, Alberto Olmedo o más actualmente Capusotto.
Nuestros referentes no se limitan al stand up; crecimos viendo a Benny Hill, Los Simpson, Friends, los Monty Phyton, Tangalanga y el siempre vigente Chavo del 8, que es un verdadero manual de comedia y clown. Es como el rock nacional, que logró su identidad, pero no por eso deja de inspirarse en Bob Dylan, Jimmy Hendrix, los Beatles o los Rolling Stones. Cada país tiene su estilo: en Chile es más discursivo, sin utilizar toda la potencialidad expresiva, mientras que en Paraguay tienen mucha energía y una gran entrega.
- Al igual que el año pasado, van a dictar un taller. ¿Qué se puede enseñar?
- Sobre todo, las herramientas básicas para hacer humor, empezando por cómo enfrentar la hoja en blanco, cómo elegir los temas de los que se quiere hablar, cómo escribirlos y cómo interpretarlos, atendiendo a la búsqueda del timing propio y el trabajo corporal.
- Hay un recurrente uso de referencias sexuales o escatológicas en varios espectáculos de stand up.
- El exceso de contenido sexual o escatológico o el recurrir a insultos suele ser un manotazo de ahogado, una forma de buscar la risa cuando la calidad del texto y de la interpretación no alcanzan para hacer reír con inteligencia y opiniones propias. Es común que algunos crean que por hablar del proctólogo van a ser graciosos de por sí. La clave del stand up no es el tema del que se habla, sino cómo ese tema afecta y modifica al monologuista. Esto no quita que pueda hacerse un monólogo de sexo con mucha altura, elegancia y humor.
- ¿Cuál es su límite?
- Tratamos de no patear al caído, el público suele dar la espalda a los que toman esa posición y en este género, si el público no se ríe, estás haciendo mal tu trabajo. Hay que estar alerta a los disparadores que se presentan naturalmente en la vida cotidiana, pero no todo puede ser humor.
EMPIEZA HOY
• Un taller de stand up de tres días será dictado por Ven, Valiente y Gómez. Informes en Chacabuco 77.