“El extraño caso de la copa robada” bien podría ser el nombre de una clásica novela policial, pero no: es el enigma que desde el domingo mantiene ocupada a la Policía y a San Martín, luego de que un hombre sustrajera durante el entretiempo el trofeo que Atlético se adjudicó tras ganar la serie por 5 a 3.
Aunque trascendió que el ladrón se llevó la Copa LA GACETA sólo para evitar que le fuera entregada al archirrival en La Ciudadela, y que pensaba devolverla ayer, lo cierto es que sigue sin aparecer.
“Cada uno de los directivos del club está tratando de averiguar por su lado quién se llevó el trofeo. Mañana (por hoy) nos juntaremos para ver qué novedades tenemos, y luego nos reuniremos con la Policía para cotejar nuestra información con la que manejan ellos”, reveló Miguel Zamora y reconoció que si bien creen tener identificado al culpable, no lo harán público hasta no tener plena certeza al respecto.
“También hemos pedido los videos a los medios que estuvieron filmando el partido, para ver si quedó algún registro de lo sucedido”, agregó el directivo, molesto por tener que ocuparse de esclarecer un hecho que no debería haber ocurrido. “El club no tiene personal de seguridad privada. El operativo policial tuvo un alto costo para nosotros. Habiendo tantos efectivos en la cancha, no entendemos cómo pasó esto”, reclamó.
Repercusión nacional
Medios de todo el país se hicieron eco del insólito episodio, desde Jujuy hasta la Patagonia. Incluso se comentó del tema en Uruguay y en Brasil. “¿Y dónde está la Copa?, tituló Clarín. “¡Se robaron la Copa!”, se sorprendió el sitio web de TyC Sports. Curiosamente, la edición online de “Perfil” publicó que, tras haberse intensificado la búsqueda, el trofeo ya había sido recuperado y esperaba ser entregado a las autoridades “decanas”.
En las redes sociales se mencionó que la copa desapareció a modo de “venganza” porque San Martín ganó la “Copa Bicentenario” en el Monumental en 2012, pero no la levantó. Los de la Ciudadela aseguran que fue sustraída, algo que niegan en Atlético. Estos sostienen que el trofeo nunca fue enviado por quienes debían aportarlo.