El director y productor cinematográfico estadounidense, Martin Scorsese, es optimista con el futuro de la industria del séptimo arte, según confiesa en una carta enviada a su hija Francesca, de 14 años, fruto de su quinto matrimonio, con Helen Morris.
Francesca sueña con ser actriz y, a su manera, vincularse al mundo en el que su padre es figura descollante y está postulado para el Oscar al mejor director en la ceremonia de este año, por su sólido trabajo en “El lobo de Wall Strett”.
En la carta abierta publicada en la revista L’Espresso, el autor de filmes como “Taxi Driver”, “Buenos muchachos”, “Casino” y “La invención de Hugo”, asegura que “la idea del cine con el que crecí se acerca al final”; pero aclaró: “no escribo estas palabras con espíritu derrotista; al contrario, creo que el futuro es brillante”.
“El entretenimiento audiovisual y lo que conocemos como cine, es decir imágenes en movimiento concebidas por individuos, parecen ir encaminados en direcciones diferentes. En el futuro, seguramente, verás cada vez menos de lo que reconocemos como cine en los multicines y más de él en pequeñas salas, on line y, supongo, en espacios y circunstancias que no puedo predecir”, asegura.
Scorsese afirma que si su amigo y mentor, John Cassavetes, “estuviera vivo, seguramente usaría toda la tecnología que está disponible y diría las mismas cosas que siempre dijo, que hay que dedicarse por completo al trabajo, que hay que dar todo de uno mismo, y mantener vivo el fuego que pone a la imagen por delante de todo”.
“En el pasado, como las películas eran tan costosas, las protegíamos contra el cansancio y los compromisos. En el futuro, habrá que protegerlas de otro factor adicional: la tentación de seguir la corriente y permitir que la película viaje a la deriva, y naufrague”, concluye.