MADRID.- La infanta Cristina dio un paso muy demandado por la sociedad española: anunció que romperá su silencio y declarará ante el juez que le imputa presuntos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales, en el marco de una supuesta trama de corrupción que salpica a la monarquía española. La reacción de la casa del rey no se hizo esperar. Apenas unos minutos después de que los medios españoles lanzaran la noticia, un portavoz de Zarzuela valoraba “muy positivamente” la decisión de la hija menor del rey Juan Carlos.

El llamado “caso Nóos” es desde hace tres años un mazo que golpea la imagen de la corona. En la causa está imputado el esposo de Cristina, Iñaki Urdangarin, por presuntamente haberse apropiado de seis millones de euros de dinero público (U$S 8,2 millones) cuando estaba al frente del instituto Nóos, entidad pública ligada al deporte. Su imagen haciendo “el paseíllo” frente a los juzgados de Palma de Mallorca y ante decenas de periodistas forma parte ya del imaginario colectivo de los españoles, que ven con estupefacción y enojo cómo la corrupción que campea en las instituciones públicas no es ajena tampoco a la monarquía.

Ahora, con su decisión de no recurrir el auto de imputación que se hizo público el pasado 7 de enero, la hija menor del rey Juan Carlos acepta también ese “paseíllo” ante el juez José Castro, instructor del caso. Insiste en que es inocente pero mantiene que no tiene “nada que ocultar” ante el magistrado ni ante la sociedad española. Su defensa asegura que actuó por amor. Que confió ciegamente en su esposo y no estuvo al tanto de las operaciones que éste realizó en la sociedad que ambos compartían al 50 por ciento y que habría utilizado para defraudar a Hacienda.

Castro, llamado ya “el justiciero”, considera que existen indicios penales suficientes para citar a la infanta y que su marido difícilmente pudo defraudar al fisco español sin su conocimiento, por mucho que ésta mantuviera ante terceros “una actitud propia de quien mira para otro lado”. La infanta ya fue imputada en esta causa en abril, aunque no llegó a declarar ya que se suspendió la citación tras un recurso deducido por la Fiscalía ante la Justicia. Lo único que Cristina hizo fue callar, alejarse de la polémica y se trasladó a Ginebra, en Suiza. (DPA)